Roma, Luigi (1980). «La Península Ibérica». En Vinicio de Lorentiis, ed. Napoleone (Juna Bignozzi, trad.) [Napoleón] (Especial para Circulo de Lectores edición). Verona, Italia: Edizione Futuro. pp. 50-51. ISBN84-226-1461-8. Archivado desde el original el 24 de junio de 2018. Consultado el 24 de junio de 2018. «En Bayona, Napoleón convocó a la familia real a su presencia y acusó a los padres y al hijo de ser la causa del desorden en su país, invitó a Fernando a la abdicación y como alternativa lo amenazó con la acusación por traición y la cárcel. El joven, trastornado, consintió, y el padre Carlos no encontró nada mejor que ofrecer el trono recién «reconquistado» a Napoleón. El emperador derivó la oferta a sus hermanos Luis y Jerónimo, que la rechazaron. José se vio obligado a aceptar.»
uv.es
Mínguez Cornelles, 2011, p. 110. "Una estrategia del emperador, conducente a convertir a sus hermanos y hermanas en reyes y reinas de los diferentes países, principados y ducados del continente, con el objetivo de consolidar su poder hegemónico estableciendo una nueva casa reinante –los Bonaparte– que sustituyera a los antiguos monarcas europeos, garantizando la lealtad de todos los territorios satélites al imperio francés por medio de los lazos familiares" Mínguez Cornelles, Víctor (2011). «Un Bonaparte en el trono de las Españas y de las Indias. Iconografía de José Napoleón I». Ars Longa. Cuadernos de arte (20): 109-124.
web.archive.org
Roma, Luigi (1980). «La Península Ibérica». En Vinicio de Lorentiis, ed. Napoleone (Juna Bignozzi, trad.) [Napoleón] (Especial para Circulo de Lectores edición). Verona, Italia: Edizione Futuro. pp. 50-51. ISBN84-226-1461-8. Archivado desde el original el 24 de junio de 2018. Consultado el 24 de junio de 2018. «En Bayona, Napoleón convocó a la familia real a su presencia y acusó a los padres y al hijo de ser la causa del desorden en su país, invitó a Fernando a la abdicación y como alternativa lo amenazó con la acusación por traición y la cárcel. El joven, trastornado, consintió, y el padre Carlos no encontró nada mejor que ofrecer el trono recién «reconquistado» a Napoleón. El emperador derivó la oferta a sus hermanos Luis y Jerónimo, que la rechazaron. José se vio obligado a aceptar.»