"Los pozos se abrían en campos de cebada, cuyos dueños vendían el subsuelo a los poceros mientras ellos mantenían la superficie dedicada a los cultivos. Se marcaban con un trípode de palos, en el que se colocaba la polea para subir y bajar las espuertas del barro extraído. El pozo, trabajado a pico, apenas tenía 80 centímetros de diámetro y una profundidad en función de la veta. A partir de ahí se construían galerías, cuyo tamaño dependía también del grosor de la veta de barro, algunas eran tan bajas que el trabajo debía hacerse casi reptando"."Alfarería tinajera" en el sito de la Oficina de Turismo del Ayuntamiento de Villarrobledo.