Aunque aparentemente Franco estaba convencido de la pertenencia de Aranda a la masonería y llegó a justificar por tal motivo su pase a la reserva, el voluminoso expediente masónico abierto al general ya en diciembre de 1940, conservado en el Archivo de Servicios Documentales de Salamanca, leg. 55, exp. 4A, no permite confirmarlo. De acuerdo con la documentación masónica y las declaraciones de los testigos, en octubre de 1933, siendo coronel de Estado Mayor, Aranda solicitó ser admitido en la logia Concordia n.º 14 de Madrid, pero por razones no explicadas la solicitud quedó en suspenso y en febrero de 1935 fue rechazada en votación secreta, si bien, según un testigo, pudo deberse a su participación en la represión de la revolución de Asturias de 1934. Ferrer Benimeli, José A., «Lo que no se ha dicho del general Aranda. Un ejemplo de represión masónica», Tiempo de Historia, 53 (abril, 1979), pp. 33-49, especialmente págs. 38 y 44-46, y del mismo autor, Masonería española contemporánea. Vol. 2. Desde 1868 hasta nuestros días, Madrid, Siglo XXI, 1987, p. 159.