Reig Tapia, 1998, p. 121-123. ”la indiscutible realidad de que [el hijo de Moscardó] no fue fusilado entonces, inmediatamente, circunstancia sobre la que se montó toda la parafernalia propagandística del Franquismo en torno a este suceso tendente a mostrar la vesania de los milicianos, la superioridad del honor militar frente al amor paternal del jefe de la resistencia y la gallardía de su hijo ante un trágico e inevitable destino. El hijo de Moscardó —pura, simple y trágicamente— no fue fusilado ni por hijo de héroe, ni por su identificación con la causa de su padre, ni por cualquier otra falaz explicación. Lo fue anónimamente, entre otras muchas víctimas inocentes, como ocurre en cualquier guerra, a consecuencia de una dramática circunstancias: una «saca» de represalia por un bombardeo junto con otras víctimas casuales y puramente circunstanciales” Reig Tapia, Alberto (1998). «El asedio del Alcázar: mito y símbolo político del franquismo». Revista de Estudios Políticos (101): 101-129.