Burguesía (Spanish Wikipedia)

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anuarioasiapacifico.es

elimparcial.es

elpais.com

internacional.elpais.com

  • Juan Gómez, Doctores en plagios - La obsesión alemana por los títulos académicos dispara las tesis falsas - Una web de voluntarios ha cazado a decenas de políticos y científicos, El País, 17 de febrero de 2013:
    Alemania es el país de los doktoren, el de la abreviatura Dr. en sus tarjetas de visita, en los buzones o hasta en el DNI y en los pasaportes. “Y la mayoría solicita figurar así al empadronarse”, dice un alto funcionario de Berlín. Cada año obtienen el título de doctor 25.000 alemanes. De los 30 presidentes de las corporaciones que cotizan en el DAX de Fráncfort, 18 son doctores. Alguno es además Prof., es decir, profesor o catedrático. Angela Merkel también tiene el título de doctora, lo mismo que el vicecanciller Philipp Rösler y buena parte de sus ministros. El jefe de la Fundación del Patrimonio Cultural Prusiano, Hermann Parzinger, riza el rizo con el Prof. Dr. Dr. h.c. mult. que adorna su biografía en Internet. Es pasmoso, pero no un caso aislado. Más que un ornato para vanidosos, el doctorado es un escalón muy útil hacia las alturas políticas y empresariales. También es la prueba del triunfo tajante de la burguesía alemana, más nacionalista que liberal, sobre las élites aristocráticas y clericales. El historiador Manfred Görtemaker recuerda que la irresistible clase social que transformó Alemania en la potencia industrial, militar y científica que asombraba al mundo a principios del siglo XX “se impuso sobre la vieja nobleza con sus títulos propios, que son fruto del esfuerzo personal y no del nacimiento”.

eumed.net

  • Voz "Burguesía" en el Diccionario de Economía Política de Borísov, Zhamin y Makárova.

filosofia.org

  • «Arte por el arte» («Arte Puro»). Principio de la estética idealista presentado en contraposición a la exigencia realista de que el arte posea un contenido ideológico y un espíritu de partido (Espíritu de partido en el arte). Sus fuentes teóricas se remontan a la tesis de Kant sobre el desinterés del juicio estético por lo práctico. Alcanza su máxima difusión en los siglos XIX-XX, cuando los estetas burgueses, en lucha contra el realismo, abogan decididamente por el «carácter de fin en sí mismo» intrínseco al arte, por su «carácter absoluto», pretendiendo que el arte está sólo al servicio del puro goce estético. La negación del significado cognoscitivo del arte, de su valor ideológico y educativo, así como de su dependencia respecto a las necesidades prácticas de la época, lleva inevitablemente a afirmar la «libertad» del artista frente a la sociedad, su irresponsabilidad total ante el pueblo, es decir, lleva al individualismo extremo.Con sus declaraciones sobre el «arte puro», sobre un imaginario apoliticismo, el arte burgués encubre su orientación reaccionaria. (...) A la falaz consigna burguesa de la «independencia» de la literatura respecto a la sociedad y a las falsas concepciones del «arte por el arte», los artistas soviéticos oponen sus principios ideológicos de servicio a los intereses del pueblo y del comunismo.
    Diccionario soviético de filosofía, Ediciones Pueblos Unidos, Montevideo 1965. Reproducido en filosofia.org

    Joaquín de la Puente, "Arte oficial y arte burgués decimonónico" en Valeriano Bozal, Historia del arte en España, 1995:

    Hay un preciosismo mesurado en la pintura de historia, que enlaza y prolonga el preciosismo desmesurado de la pintura burguesa por excelencia encarnada en Mariano Fortuny y sus seguidores. Yno sólo la pintura, también la escultura gozará con estos temas, tanto en los monujmentos públicos como en la decoración de los edificios. Recordemos a Manuel Oms y Canet (1843-1886) con su Mopnumento a Isabel la Católica, en el Paseo de la Castellana, de Madrid; a Arturo Mélida (1849-1902), autor del pedante y retórico Mausoleo de Cristóbal Colón, en la Catedral de Sevilla; a los múltiples autores de estatuas ecuestres que coronan nuestro monumentos públicos.

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  • «Arte por el arte» («Arte Puro»). Principio de la estética idealista presentado en contraposición a la exigencia realista de que el arte posea un contenido ideológico y un espíritu de partido (Espíritu de partido en el arte). Sus fuentes teóricas se remontan a la tesis de Kant sobre el desinterés del juicio estético por lo práctico. Alcanza su máxima difusión en los siglos XIX-XX, cuando los estetas burgueses, en lucha contra el realismo, abogan decididamente por el «carácter de fin en sí mismo» intrínseco al arte, por su «carácter absoluto», pretendiendo que el arte está sólo al servicio del puro goce estético. La negación del significado cognoscitivo del arte, de su valor ideológico y educativo, así como de su dependencia respecto a las necesidades prácticas de la época, lleva inevitablemente a afirmar la «libertad» del artista frente a la sociedad, su irresponsabilidad total ante el pueblo, es decir, lleva al individualismo extremo.Con sus declaraciones sobre el «arte puro», sobre un imaginario apoliticismo, el arte burgués encubre su orientación reaccionaria. (...) A la falaz consigna burguesa de la «independencia» de la literatura respecto a la sociedad y a las falsas concepciones del «arte por el arte», los artistas soviéticos oponen sus principios ideológicos de servicio a los intereses del pueblo y del comunismo.
    Diccionario soviético de filosofía, Ediciones Pueblos Unidos, Montevideo 1965. Reproducido en filosofia.org

    Joaquín de la Puente, "Arte oficial y arte burgués decimonónico" en Valeriano Bozal, Historia del arte en España, 1995:

    Hay un preciosismo mesurado en la pintura de historia, que enlaza y prolonga el preciosismo desmesurado de la pintura burguesa por excelencia encarnada en Mariano Fortuny y sus seguidores. Yno sólo la pintura, también la escultura gozará con estos temas, tanto en los monujmentos públicos como en la decoración de los edificios. Recordemos a Manuel Oms y Canet (1843-1886) con su Mopnumento a Isabel la Católica, en el Paseo de la Castellana, de Madrid; a Arturo Mélida (1849-1902), autor del pedante y retórico Mausoleo de Cristóbal Colón, en la Catedral de Sevilla; a los múltiples autores de estatuas ecuestres que coronan nuestro monumentos públicos.
  • La imprenta musical al comienzo del siglo XVI jugó un papel crucial en la estructuración de un mercado amplio para la música impresa en partituras sentando las bases de la música burguesa (Julián Ruesga, Intersecciones: la música en la cultura electro-digital, pg. 6.

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  • Cuba busca impedir que resurja la "burguesía" al excluir a privados de inversiones Archivado el 16 de abril de 2014 en Wayback Machine., Terra, 14 de abril de 2014. Josep Manuel Brañas, La metamorfosis de Corea del Sur, 2007.
  • Portrait bourgeois XIXe Archivado el 18 de marzo de 2016 en Wayback Machine. en histoire-image
  • Eduardo Haro Tecglen Benavente y el Teatro Moderno, en Enciclopedia Madrid S.XX, reproducido en Madripedia.
  • Eduardo Haro Tecglen Benavente y el Teatro Moderno, en Enciclopedia Madrid S.XX, reproducido en Madripedia.
  • Cool Couve's Greatest Test Archivado el 24 de junio de 2013 en Wayback Machine. Fuente citada en fr:Haute société protestante
  • Edición electrónica - Buenos Aires 2004:
    En países como Francia, donde los campesinos constituyen bastante más de la mitad de la población, es natural que los escritores que defendían la causa del proletariado contra la burguesía, aplicasen a su crítica del régimen burgués el rasero del pequeño burgués y del pequeño campesino, y defendiesen la causa obrera desde el punto de vista de la pequeña burguesía. Así se formó el socialismo pequeñoburgués. Sismondi es el más alto exponente de esta literatura, no sólo en Francia, sino también en Inglaterra.

    Este socialismo analizó con mucha sagacidad las contradicciones a las modernas relaciones de producción. Puso al desnudo las hipócritas apologías de los economistas. Demostró de una manera irrefutable los efectos destructores del maquinismo y de la división del trabajo, la concentración de los capitales y de la propiedad territorial, la superproducción, las crisis, la inevitable ruina de los pequeños burgueses y de los campesinos, la miseria del proletariado, la anarquía en la producción, la escandalosa desigualdad en la distribución de las riquezas, la exterminadora guerra industrial de las naciones entre sí, la disolución de las viejas costumbres, de las antiguas relaciones familiares, de las viejas nacionalidades.

    Sin embargo, el contenido positivo de ese socialismo consiste, bien en su anhelo de restablecer los antiguos medios de producción y de cambio, y con ellos las antiguas relaciones de propiedad y toda la sociedad antigua, bien en querer encajar por la fuerza los medios modernos de producción y de cambio en el marco estrecho de las antiguas relaciones de propiedad, que ya fueron rotas, que fatalmente debían ser rotas por ellos. En uno y otro caso, este socialismo es a la vez reaccionario y utópico.

    Para la manufactura, el sistema gremial; para la agricultura, el régimen patriarcal; he aquí su última palabra.

    En su ulterior desarrollo esta tendencia ha caído en una decepción cobarde. [En la edición inglesa de 1888 este último párrafo se reformuló así:] Finalmente, cuando hechos históricos irrefutables desvanecieron todos los efectos embriagadores de las falsas ilusiones, esta forma de socialismo acabó en un miserable abatimiento.
  • Edición electrónica - Buenos Aires 2004:
    Una parte de la burguesía desea remediar los males sociales con el fin de consolidar la sociedad burguesa.

    A esta categoría pertenecen los economistas, los filántropos, los humanitarios, los que pretenden mejorar la suerte de las clases trabajadoras, los organizadores de la beneficencia, los protectores de animales, los fundadores de las sociedades de templanza, los reformadores domésticos de toda suerte. Y hasta se ha llegado a elaborar este socialismo burgués en sistemas completos.

    Citemos como ejemplo la Filosofía de la Miseria, de Proudhon.

    Los burgueses socialistas quieren perpetuar las condiciones de vida de la sociedad moderna, pero sin las luchas y los peligros que surgen fatalmente de ellas. Quieren perpetuar la sociedad actual, pero sin los elementos que la revolucionan y descomponen. Quieren la burguesía sin el proletariado. La burguesía, como es natural, se representa el mundo en que ella domina como el mejor de los mundos. El socialismo burgués elabora en un sistema más o menos completo esta representación consoladora. Cuando invita al proletariado a realizar su sistema y a entrar en la nueva Jerusalén, no hace otra cosa, en el fondo, que inducirle a continuar en la sociedad actual, pero despojándose de la concepción odiosa que se ha formado de ella.

    Otra forma de este socialismo, menos sistemática, pero más práctica, intenta apartar a los obreros de todo movimiento revolucionario, demostrándoles que no es tal o cual cambio político el que podrá beneficiarles, sino solamente una transformación de las condiciones materiales de vida, de las relaciones económicas. Pero, por transformación de las condiciones materiales de vida, este socialismo no entiende, en modo alguno, la abolición de las relaciones de producción burguesas -lo que no es posible más que por vía revolucionaria-, sino únicamente reformas administrativas realizadas sobre la base de las mismas relaciones de producción burguesas, y que, por tanto, no afectan a las relaciones entre el capital y el trabajo asalariado, sirviendo únicamente, en el mejor de los casos, para reducirle a la burguesía los gastos que requiere su dominio y para simplificarle la administración de su Estado.

    El socialismo burgués no alcanza su expresión adecuada sino cuando se convierte en simple figura retórica.

    ¡Libre cambio, en interés de la clase obrera!. ¡Aranceles protectores, en interés de la clase obrera! ¡Prisiones celulares, en interés de la clase obrera! He ahí la última palabra del socialismo burgués, la única que ha dicho seriamente.

    El socialismo burgués se resume precisamente en esta afirmación: los burgueses son burgueses en interés de la clase obrera.

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