Mozart nunca dejó de ser músico en la corte arzobispal de Salzburgo de forma oficial. Debido a su espíritu alegre y cosmopolita, el compositor se fue distanciando progresivamente del arzobispo, quien lo consideraba «un joven insolente». Colloredo lo hizo llamar a Viena en 1781 para lanzarle un ultimátum por su irresponsable actitud; Mozart llegó a la ciudad para reunirse con él el día 16 de marzo. En este encuentro, tuvo lugar un duro enfrentamiento entre ambos, que desembocó en la presentación de una carta de renuncia por parte de Mozart, y concluyó con la célebre «patada de despedida» que el conde Arco, miembro de la corte arzobispal, le propinó a Mozart en el trasero. El arzobispo, consciente de la valía de Mozart como compositor, se negó a firmar la carta de renuncia que éste le había presentado, lo que convirtió a Mozart durante el resto de sus días en un vasallo huido, condición peligrosa en la Europa del siglo XVIII. Véase Hutchings 1986, cap. 5: «De la servidumbre a la libertad»; para más información sobre el carácter de Mozart, véase la sección «Personalidad y creencias» del artículo Aspecto físico y personalidad de Wolfgang Amadeus Mozart. Hutchings, Arthur (1986). Mozart. traducción de Ramón Andrés. Barcelona: Salvat. p. 192. ISBN 84-345-8145-0.
Los últimos conciertos (por ejemplo, los números 19-21, 23-24 y 26-27) suelen comenzar de forma silenciosa. Las razón para esto, como opina Grayson, es probablemente doble: en primer lugar se encuentra el hecho de que los conciertos, a diferencia de las sinfonías, tenían tendencia a estar ubicados en el medio de los programas de concierto, en lugar de empezar por ellos, por lo que no tenían por qué ser una «llamada de atención» al espectador; en segundo lugar, un inicio orquestal suave permite equilibrar mejor la entrada del piano solo en la exposición. Véase Grayson, p. 31. Grayson, David (1998). Mozart Piano Concertos Nos. 20 and 21. Cambridge: Music Handbooks. [[Universidad de Cambridge|Cambridge University Press]]. ISBN 0-521-48475-8.
Para una disertación sobre el concierto incompleto y sobre por qué no fue completado, véase este enlace (en inglés).
Por ejemplo, las cadenzas hoy perdidas de los conciertos n.º 20, KV 466 y n.º 21, KV 467, cuya existencia concocemos gracias a que son mencionadas por el padre de Mozart en cartas a su hija en 1785. Las cartas son del 25 de marzo y del 8 de abril; sin embargo, se ha demostrado que Leopold pudo no haberse referido a esos conciertos. Véase, por ejemplo, este enlace, y véase la carta en Mozart I. Mozart, Wolfgang Amadeus (1997). Cartas. traducción de Miguel Sáenz. Barcelona: El Aleph. p. 296. ISBN 84-7669-297-8.