Los primeros en avanzar esta hipótesis fueron P. Tastu y otros historiadores del Languedoc, basándose en un documento imperial de Luis el Piadoso de 829, que concedía a un "fiel Sunifredo" la propiedad de una villa en el condado de Narbona, tal como ya se había concedido a su padre, el "difunto Borrell". Esta hipótesis está avalada por otros historiadores, como Auzias (L'Aquitaine carolingienne, Toulouse, 1937, pág. 189) y A. Lewis (The Development of Southern French and Catalan Society, 718-1050, Cap. 6, nota 9).