Analysis of information sources in references of the Wikipedia article "César Vidal" in Spanish language version.
El catalán no se imparte en casi ninguna facultad del mundo. Donde se imparte, lo primero que se dice es que es un dialecto del provenzal, que es la pura verdad. Y, además, se dan unas clasecillas y punto. Y, evidentemente, no hay el menor interés, porque es una lengua pequeña que, de hecho, además, ni siquiera es la lengua madre de la mayoría de la gente que vive en Cataluña. ¿Y qué pretenden, que para dar empleo a todos los que han cometido el disparate de estudiar Filología Catalana, en vez de Filología Germánica, Hispánica o Inglesa, que los gaditanos aprendan catalán?
El vascuence es una lengua tan primitiva que desconoce, por ejemplo, lo que serían universales. Es decir, la idea de árbol, que es una idea que existe en lenguas avanzadas, no como el vascuence, en el vascuence no existe. El vascuence como lengua muy primitiva tiene las hayas, los pinos, los chopos... pero no tiene el árbol. [...] Y en ese sentido es una lengua en la cual todavía el desarrollo de la mente humana no se da cuenta de que hay universales. [...] No decimos que no se estudie el vascuence, pensamos que hay que estudiarlo como otras lenguas minoritarias como el cherokee, el apache o el georgiano...
Quizás en unos años nadie recuerde el libro del que aquí hablaremos, y es posible incluso que, a pesar de las impresionantes ventas que tuvo, muy pocos lo hayan leído —lo cual resulta comprensible dada la aridez de su estilo, más allá de su nula calidad historiográfica—.
Este deseo del islam de acabar con España y Occidente es la causa de ese conflicto eterno al que España ha estado sometida a lo largo de toda su historia. Ese conflicto ha recrudecido en las últimas décadas y, estando en juego “nuestra supervivencia”, Occidente debería poder utilizar cualquier medio a su disposición para poder hacer frente a la amenaza. De otra forma, resulta dudoso que Occidente pueda sobrevivir:En resumen, Occidente es más poderoso militarmente y, en teoría, podría ganar la guerra si ésta se desarrollara como otras que se han sucedido a lo largo de los siglos. Sin embargo, con unos medios de comunicación que, consciente o inconscientemente, son antioccidentales y simpatizan con los terroristas convirtiéndolos en patriotas y luchadores por la libertad a pesar de que la realidad es muy distinta; con una opinión pública que no consentiría la utilización de todo el armamento convencional y mucho menos el nuclear; con un tope de víctimas, realmente no elevado, a partir del cual un gobierno se vería obligado a retirarse si no desea perder unas elecciones; y, finalmente, con un número de adversarios suicidas incalculable, Occidente está condenado a perder la guerra. Tarde o temprano se irá retirando de las distintas regiones del globo y el islam obtendrá la victoria. (VIDAL: España frente al islam, pp. 547-548)
Más que dudar de que Occidente pueda sobrevivir, Vidal parece tener muy claro que la supuesta guerra está totalmente perdida y que el islam, poco a poco, irá apoderándose del mundo. Por otro lado, este fragmento muestra cómo considerar que el conflicto entre España y el islam tiene un carácter apocalíptico conlleva que en el mismo cualquier medio para acabar con el enemigo se considera legítimo y necesario. Vidal llega incluso a plantear la posibilidad de emplear armamento nuclear, posibilidad que descarta, no porque lo considere una barbaridad, ni siquiera porque considere que ese armamento es inapropiado en la lucha contra el terrorismo, sino por razones que tienen que ver con el precio político que habría de pagar el gobernante que tomara la decisión de emplear tal armamento, debido a que ello sería condenado por una opinión pública influida por unos medios de comunicación islamófilos. Es esta una idea que Vidal ya apuntó una página antes,(«Es cierto que Estados Unidos, Israel y otros países occidentales podrían utilizar una fuerza convencional extraordinaria e incluso recurrir al armamento nuclear pero, en la práctica, tal opción resulta imposible. Ni la opinión pública nacional ni la internacional lo permitirían.» VIDAL: España frente al islam, p. 546.) lo que prueba que no es un desafortunado desliz, sino que se trata de una ocurrencia recurrente. De ello cabe deducir que, de estar la opinión pública bien informada —y ese es supuestamente el objetivo de Vidal: informar a la opinión pública de la “realidad del islam”—, un ataque nuclear contra el mundo musulmán sería bien visto y podría llevarse a cabo. El libro de Vidal sería por tanto un medio para conseguir tal fin: conseguir que los españoles sepan ante qué Mal se enfrentan para que no muestren reparos a la hora de utilizar cualquier medio, incluso —de tenerlo— el armamento nuclear, para acabar con él.
Esta conclusión convierte al libro de Vidal en un émulo del peor antisemitismo, el genocida.
Quizás en unos años nadie recuerde el libro del que aquí hablaremos, y es posible incluso que, a pesar de las impresionantes ventas que tuvo, muy pocos lo hayan leído —lo cual resulta comprensible dada la aridez de su estilo, más allá de su nula calidad historiográfica—.
Este deseo del islam de acabar con España y Occidente es la causa de ese conflicto eterno al que España ha estado sometida a lo largo de toda su historia. Ese conflicto ha recrudecido en las últimas décadas y, estando en juego “nuestra supervivencia”, Occidente debería poder utilizar cualquier medio a su disposición para poder hacer frente a la amenaza. De otra forma, resulta dudoso que Occidente pueda sobrevivir:En resumen, Occidente es más poderoso militarmente y, en teoría, podría ganar la guerra si ésta se desarrollara como otras que se han sucedido a lo largo de los siglos. Sin embargo, con unos medios de comunicación que, consciente o inconscientemente, son antioccidentales y simpatizan con los terroristas convirtiéndolos en patriotas y luchadores por la libertad a pesar de que la realidad es muy distinta; con una opinión pública que no consentiría la utilización de todo el armamento convencional y mucho menos el nuclear; con un tope de víctimas, realmente no elevado, a partir del cual un gobierno se vería obligado a retirarse si no desea perder unas elecciones; y, finalmente, con un número de adversarios suicidas incalculable, Occidente está condenado a perder la guerra. Tarde o temprano se irá retirando de las distintas regiones del globo y el islam obtendrá la victoria. (VIDAL: España frente al islam, pp. 547-548)
Más que dudar de que Occidente pueda sobrevivir, Vidal parece tener muy claro que la supuesta guerra está totalmente perdida y que el islam, poco a poco, irá apoderándose del mundo. Por otro lado, este fragmento muestra cómo considerar que el conflicto entre España y el islam tiene un carácter apocalíptico conlleva que en el mismo cualquier medio para acabar con el enemigo se considera legítimo y necesario. Vidal llega incluso a plantear la posibilidad de emplear armamento nuclear, posibilidad que descarta, no porque lo considere una barbaridad, ni siquiera porque considere que ese armamento es inapropiado en la lucha contra el terrorismo, sino por razones que tienen que ver con el precio político que habría de pagar el gobernante que tomara la decisión de emplear tal armamento, debido a que ello sería condenado por una opinión pública influida por unos medios de comunicación islamófilos. Es esta una idea que Vidal ya apuntó una página antes,(«Es cierto que Estados Unidos, Israel y otros países occidentales podrían utilizar una fuerza convencional extraordinaria e incluso recurrir al armamento nuclear pero, en la práctica, tal opción resulta imposible. Ni la opinión pública nacional ni la internacional lo permitirían.» VIDAL: España frente al islam, p. 546.) lo que prueba que no es un desafortunado desliz, sino que se trata de una ocurrencia recurrente. De ello cabe deducir que, de estar la opinión pública bien informada —y ese es supuestamente el objetivo de Vidal: informar a la opinión pública de la “realidad del islam”—, un ataque nuclear contra el mundo musulmán sería bien visto y podría llevarse a cabo. El libro de Vidal sería por tanto un medio para conseguir tal fin: conseguir que los españoles sepan ante qué Mal se enfrentan para que no muestren reparos a la hora de utilizar cualquier medio, incluso —de tenerlo— el armamento nuclear, para acabar con él.
Esta conclusión convierte al libro de Vidal en un émulo del peor antisemitismo, el genocida.
El vascuence es una lengua tan primitiva que desconoce, por ejemplo, lo que serían universales. Es decir, la idea de árbol, que es una idea que existe en lenguas avanzadas, no como el vascuence, en el vascuence no existe. El vascuence como lengua muy primitiva tiene las hayas, los pinos, los chopos... pero no tiene el árbol. [...] Y en ese sentido es una lengua en la cual todavía el desarrollo de la mente humana no se da cuenta de que hay universales. [...] No decimos que no se estudie el vascuence, pensamos que hay que estudiarlo como otras lenguas minoritarias como el cherokee, el apache o el georgiano...