Juliá, 1999, p. 69-70. «No que los caciques hubieran desaparecido, sino que el caciquismo dejó de ser la trama social sobre la que se elevaba el poder político. Los caciques seguían ahí, y podían manipular el voto rural, pero si las urnas se volvían a abrir, las mayorías se expresarían en las ciudades, donde la manipulación caciquil tropezaba con mayores obstáculos». Juliá, Santos (1999). Un siglo de España. Política y sociedad. Madrid: Marcial Pons. ISBN84-9537903-1.
Juliá, 1999, p. 70. «Es significativo que las personalidades de la vida industrial y mercantil consultadas sobre su eventual participación como candidatos en las elecciones que el general Berenguer tardó un año en convocar respondieran negativamente al saber que la oposición republicana y socialista se abstendría». Juliá, Santos (1999). Un siglo de España. Política y sociedad. Madrid: Marcial Pons. ISBN84-9537903-1.
Juliá, 1999, p. 71. «Con los militares le ocurrió al rey Alfonso XIII algo similar a lo que había pasado con los políticos. Su personal gusto por el mando, la concepción de su función como “rey soldado”, las aventuras coloniales, su recurso al ejército para mantener el orden público y el paso decisivo de utilizar la corporación militar para el gobierno del Estado acabaron por crear en amplios sectores militares una extendida desafección cuando no una clara hostilidad hacia el monarca. El arma de artillería nunca volvió a manifestarse leal al Rey». Juliá, Santos (1999). Un siglo de España. Política y sociedad. Madrid: Marcial Pons. ISBN84-9537903-1.
Juliá, 1999, p. 71-72. «Tras la Gran Guerra comenzaron a difundirse los elementos que conforman la cultura cívica: exigencia de mayor representación, y de erradicación de la corrupción electoral y del clientelismo, avanzado proceso de secularización de la vida y pérdida en el ámbito urbano de los valores tradicionales de deferencia vinculados al poder de la Iglesia y de la aristocracia, aparición de los primeros partidos de masas [el carlista, el radical, el socialista, la Lliga o el PNV] y de grandes sindicatos [CNT y UGT], presencia pública de elites intelectuales. La Restauración por el contrario, sólo podía sostenerse en una sociedad predominantemente rural, con miles de núcleos aislados de población, con un limitado mercado nacional y, sobre todo, con reducidas y poco organizadas clase media urbana y clase obrera». Juliá, Santos (1999). Un siglo de España. Política y sociedad. Madrid: Marcial Pons. ISBN84-9537903-1.
Juliá, 1999, p. 69. «Todo el mundo entendió que recurrir a las armas para conquistar el poder estaba de nuevo permitido; la imagen de los comités revolucionarios y el pueblo en la calle, unidos en su común propósito contra el Rey recuperó su empañado prestigio». Juliá, Santos (1999). Un siglo de España. Política y sociedad. Madrid: Marcial Pons. ISBN84-9537903-1.
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Ortega y Gasset, José (15 de noviembre de 1930). «El error Berenguer». El Sol. Consultado el 20 de marzo de 2015.
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«Real Decreto n.º 597»(PDF). Gaceta de Madrid (39): 724. 8 de febrero de 1931. Consultado el 25 de marzo de 2015.
«Real Decreto n.º 596»(PDF). Gaceta de Madrid (39): 723. 8 de febrero de 1931. Consultado el 25 de marzo de 2015.