Procopio de Cesarea (2001). «XI, 35-36». Historia secreta. «La represión contra éstos se desarrolló contraviniendo todas las reglas, pues se les aplicaba el castigo sin haber siquiera acusación y se consideró como prueba fiable la simple palabra de un solo hombre o un niño, aunque éste fuese, pongo por caso, un esclavo al que incluso se le había obligado a declarar contra su amo contra su propia voluntad. A los que fueron condenados de esta manera se los paseaba en procesión después de castrarlos.»