"Es un cuartel en el que nos llovía dentro y teníamos que cambiar las literas de sitio, que teníamos que afeitarnos los unos a los otros por falta de espejos y lavarnos en un grifo en la calle, aunque unos meses antes tenían que ir a lavarse a un riachuelo a bastante distancia o lavarse con gaseosa. A este cuartel solían enviar a personas con antecedentes políticos y delincuentes comunes. Como detalles, por ejemplo, puedo decir que los giros telegráficos que normalmente llegan en cuestión de horas allí llegan en meses. A mi me llegó uno en mes y medio y no lo pude cobrar yo mismo sino mis padres que lo reclamaron en Vigo, y no era mi caso sino el de todos". Baena en su carta Carta de despedida.
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Revista FRAP, 27 de septiembre de 1975. Página 45 (Leer on-line)