Jornalero (Spanish Wikipedia)

Analysis of information sources in references of the Wikipedia article "Jornalero" in Spanish language version.

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adurcal.com

albalearning.com

andaluciainformacion.es

artehistoria.com

biblegateway.com

  • Reina Valera 1960 Se ha señalado que la expresión "en casa de mi padre" es una adición, puesto que en la Vulgata inicial sería "de mi padre" (... instead of the Jeromian form quanti mercennarii patris mei abundant panibus, we find the variant quanti mercennarii in domo patris mei abundant panibus...) H. Glunz, History of the Vulgate in England..., Cambridge, 1933. La palabra "mercennarii" no designa a los "mercenarios" sino a los trabajadores manuales asalariados. "Por regla general, los trabajadores intelectuales recibían unos honoraria (honorarios) por el trabajo realizado, mientras que los trabajadores manuales percibían una merces (renta, que aquí sería el equivalente de un salarium o salario), en función de la forma contractual con la que se hubiese formalizado el acuerdo de trabajo. Por el hecho de recibir una merces en las fuentes los trabajadores aparecen denominados mercennarii (trabajadores manuales, no especializados, asalariados, de donde procede el vocablo “mercenario”)." (Santiago Castán Pérez-Gómez, La vida laboral en Roma..., The Conversation-National Geographic, 15 de octubre de 2021).
  • Texto en padreeduardosanzdemiguel. Las traducciones habituales de este pasaje (capítulo 8, versículos 11 y 12) utilizan otros términos: "Salomón tuvo una viña en Baal-hamón, La cual entregó á guardas, Cada uno de los cuales debía traer mil monedas de plata por su fruto. Mi viña, que es mía, está delante de mí: Las mil serán tuyas, oh Salomón, Y doscientas, de los que guardan su fruto." (Reina Valera).

biblia.work

  • Diccionario Enciclopédico de Biblia y Teología, voces Jornal - Jornalero:
    En la antigüedad, era frecuente pagar en especie (Gn. 29:15, 20; 30:28-34), pero también con plata (Ex. 2:9). La Ley de Moisés ordenaba pagar a los jornaleros al caer la tarde (Lv. 19:13; Dt. 24:14, 15). Los profetas denunciaban a los que retení­an el jornal debido a sus trabajadores (Jer. 22:13; Mal. 3:5; Stg. 5:4). En la época de Cristo, el salario de un dí­a de trabajo era de un denario (equivalente a unos cuatro gramos de plata, cfr. Mt. 20:2). La capacidad de compra de esta suma era grande, aunque no la conocemos con exactitud (cfr. Lc. 10:35).

    y Asalariado:

    Estos se distinguí­an de los siervos domésticos, que generalmente eran esclavos. Los asalariados se contrataban por dí­as, y se les pagaba al acabar el dí­a. Un asalariado del sacerdote no era considerado parte de la familia, y no se le permití­a comer de las cosas santas, en tanto que los esclavos eran considerados parte integrante de la familia (Lv. 19:13; 22:10; Dt. 15:18; 24:14; Jb. 14:6; Mal. 3:5). Los asalariados son contrastados en el NT con el pastor dueño de las ovejas (Mt. 20:1-8; Lc. 15:17, 19; Jn. 10:12, 13). El asalariado o jornalero es el que se ajusta, mediante contrato, para realizar un trabajo, fijo o eventual. En la Biblia este trabajo es de agricultura (siembra, recolección, vendimia) o de ganaderí­a (pastoreo) (cf. Mt 20,1-16). El jornalero tiene derecho a un salario justo (Mt 10,10; Lc 10,7; Jn 4,36). El contrato de trabajo debe ser también justo (Mt 20,2; Lc 3,14). No pagar o diferir el pago del jornal es una grave injusticia (Lev 19,13; Dt 24,14): jornada realizada, jornada pagada (Mt 20,8). Lo es también explotar al obrero con salarios de hambre (Sant 5,4). En el orden religioso esta terminologí­a adquiere significados profundos: el simple asalariado sólo está pendiente del jornal, sin adquirir serios compromisos de entrega (Jn 10,12ss); el hombre fiel y entregado, el que se fí­a de Dios, lo recibe todo de El no como una deuda, sino como un don (Mt 20,14ss); Dios mismo se ofrece como salario, como recompensa al buen trabajador (Mt 5,12; 6, 4-18). ... La Ley estipulaba que el trabajador asalariado no deberí­a participar de la Pascua, de lo que se desprende que en Israel muchos de estos trabajadores eran incircuncisos; sin embargo, a los esclavos circuncisos sí­ les estaba permitido, pues se les consideraba miembros de una de las familias israelitas. Algo parecido ocurrí­a con los trabajadores asalariados de un sacerdote, a quienes se les prohibí­a comer de las cosas santificadas, mientras que esta prohibición no se aplicaba a los esclavos circuncisos, ya que a estos se les consideraba miembros de la casa del sacerdote. (Ex 12:43-45; Le 22:10, 11.) Al israelita que por haber sufrido serios reveses económicos se vendiese como esclavo al servicio de un coterráneo, un residente forastero, un poblador o un familiar de un residente forastero, no se le podí­a tratar con tiraní­a, sino con la consideración que se otorgaba a los asalariados. Si después no le era posible beneficiarse del derecho de recompra, debí­a ser puesto en libertad en el séptimo año de su servidumbre o en el año del Jubileo, según lo que llegase primero. (Ex 21:2; Le 25:39, 40, 47-49, 53; Dt 15:12.) A veces los patronos abusaban de sus asalariados. A este respecto, Jehová advirtió a través del profeta Malaquí­as que intervendrí­a como testigo veloz contra los que actuaban fraudulentamente con el salario del trabajador asalariado. (Mal 3:5; véanse además Snt 5:4) Por lo general, el asalariado estaba ansioso por terminar su jornada laboral y recibir su paga. (Job 7:1, 2.) En ocasiones los asalariados no tomaban en serio los intereses de su patrono, situación que se infiere del comentario de Jesús respecto al asalariado que huye cuando se ve ante el peligro, a diferencia del Pastor Excelente, que entrega su alma a favor de las ovejas. (Jn 10:11-15; véase además Jer 46:21.)

centrodeestudiosandaluces.es

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cervantes.es

cvc.cervantes.es

  • José Antonio López Calle, La filosofía social del Quijote (IV): el estamento popular, en El Catobeplas nº 188, verano de 2019. Andrés aparece, sin ser nombrado, en el capítulo 4 de la Primera Parte CVC y luego, con ese nombre, en el 31 de la Primera Parte CVC. El de la madrugada en El Toboso, capítulo 9 de la Segunda Parte dice así: "—Señor —respondió el mozo—, yo soy forastero y ha pocos días que estoy en este pueblo sirviendo a un labrador rico en la labranza del campo." CVC.

cervantesvirtual.com

  • Los entrecomillados se recogen en Joseph Pérez, “La sociedad española del Renacimiento”, en Lycée International des Pontonniers. Sección Internacional Española. Première (también en cervantesvirtual). Para la disparidad de salarios entre España y Francia, recoge una cita de Jean Bodin: Ce qui atore nos Auvergnats et Limousins en Espagne [...], c'est qu'ils gagnent au triple de ce qu'ils font en France. Car l'Espagnol, hautain, riche et paresseux, vend sa peine bien cher. En cuanto a la visión más lúcida de los arbitristas, cita a Sancho de Moncada (Restauración política de España), ya en el siglo XVII, que habla del "ocio forzoso, no habiendo en qué trabajar".
  • Acto II (texto en cervantesvirtual):
    LUJÁN

    En forma de segador, a Peribáñez, señor -tanto el apariencia engaña- pedí jornal en su trigo, y, desconocido, estoy en su casa desde hoy. COMENDADOR ¡Quién fuera, Luján, contigo! LUJÁN Mañana, al salir la aurora, hemos de ir los segadores al campo; mas tus amores tienen gran remedio agora que Peribáñez es ido a Toledo, y te ha dejado esta noche a mi cuidado; porque, en estando dormido el escuadrón de la siega alrededor del portal, en sintiendo que al umbral tu seña o tu planta llega, abra la puerta, y te adiestre por donde vayas a ver esta invencible mujer. ... CASILDA No hay en casa que temer, que duermen en el portal los segadores. ... LLORENTE A quien ha de madrugar dormir luego le conviene. MENDO Digo que muy justo es. Los ranchos pueden hacerse. CASILDA Ya vienen a recogerse los segadores, Inés. INÉS Pues vamos, y a Sancho avisa el cuidado de la puerta. LLORENTE Muesama acude a la puerta. Andará dándonos prisa por no estar aquí su dueño. BARTOLO Al alba he de haber segado todo el repecho del prado. CHAPARRO Si diere licencia el sueño... Buenas noches os dé Dios, Mendo y Llorente. MENDO El sosiego 380 no será mucho, si luego habemos de andar los dos con las hoces a destajo aquí manada, aquí corte. CHAPARRO Pardiez, Mendo, cuando importe, 385 bien luce el justo trabajo. Sentaos, y, antes de dormir, o cantemos o contemos algo de nuevo, y podremos en esto nos divertir. BARTOLO ¿Tan dormido estáis, Llorente? LLORENTE Pardiez, Bartol, que quisiera que en un año amaneciera cuatro veces solamente. HELIPE ¿Hay para todos lugar? MENDO ¡Oh Helipe! Bien venido. LUJÁN Y yo, si lugar os pido, ¿podréle por dicha hallar? CHAPARRO No faltará para vos. Aconchaos junto a la puerta. BARTOLO Cantar algo se concierta. CHAPARRO Y aun contar algo, por Dios. LUJÁN Quien supiere un lindo cuento, póngale luego en el corro. CHAPARRO De mi capote me ahorro 405 y para escuchar me asiento. LUJÁN Va primero de canción, y luego diré una historia que me viene a la memoria. MENDO Cantad. LLORENTE Ya comienzo el son. (Canten con las guitarras.) ... LUJÁN Ya comienzan a dormir. Seguro por ellos pasa, que un carro puede pasar

    sin que puedan despertar.
  • Texto en Cervantes Virtual. Lo mismo ocurre con la exitosa novela melodramática y anticlerical de Wenceslao Ayguals de Izco María o la hija de un jornalero (1845-1856), donde el "jornalero" padre de María es un obrero en paro.
  • Citado en Yvan Lissorgues, El problema agrario en España: Leopoldo Alas, Clarín, y Adolfo Buylla en la estela de Jovellanos o del optimismo de arriba a la dolorosa esperanza de abajo, 1931
    El hambre es tal que sale al paso en los caminos, entra en las tahonas a coger el pan, convierte en gritos de motín los ayes de sus dolores. [En Córdoba] La miseria se exhibe por las calles, [...] multitud apiñada, haciendo cola, hombres tristes y como soñolientos [...], se ve al pobre demandando trabajo, como pobre a la puerta del convento, ante los umbrales de la casa del municipio. [...] Desde que se entra [en Jerez], se ve aquí, como en Córdoba, la miseria por las calles; pero aquí en estado de mendicidad [...]. Al mediodía, por las calles céntricas [...], salen al paso muchos, pero muchos braceros sin trabajo, que piden, ya sin miedo, una limosna.
  • Ficha en cervantesvirtual

ciudadseva.com

core.ac.uk

criticadelibros.com

culturaydeporte.gob.es

diariodejerez.es

elcorreoweb.es

elestudiodelpintor.com

elpais.com

  • Antoni Furió, España se sobrepuso a la peste negra, pero con una recuperación lenta y desigual, en El País, 21 de febrero de 2022:
    La pérdida de población había encarecido la mano de obra disponible y tanto en Castilla, la Corona de Aragón y Portugal como en Inglaterra, Francia y otros países se dictaron ordenanzas inmediatamente después de la primera irrupción de la peste en 1348, fijando los salarios de jornaleros agrícolas y artesanos, incluyendo los de las mujeres, cada vez más presentes en el mercado laboral —por la escasez de brazos mascu­linos— y cuya retribución no siempre era la mitad que la de los trabajadores varones —aunque fuese lo más habitual—, sino que dependía del tipo de tarea.

    Estas medidas de contención salarial no resultaron efectivas, como muestra su reiteración en la legislación laboral, y los trabajadores, en particular los jornaleros, vivieron una verdadera “edad de oro”, al crecer más los salarios que los precios y, por tanto, ser mayor su poder adquisitivo. Para contrarrestar el alza de los salarios, los propietarios también recurrieron a fórmulas más perversas, como la importación de esclavos. A principios del siglo XV, por ejemplo, algunos ciudadanos de Barcelona, descontentos con los immoderats salaris que pedían los labradores y braceros, proponían a los consellers de la ciudad que se comprasen esclaus i esclaves con el fin de que aquellos volviesen al salario debido y acostumbrado.

    El cataclismo demográfico repercutió igualmente en el aumento de los despoblados —al que también contribuía el éxodo rural hacia las ciudades—, el abandono de muchas explotaciones agrícolas y, en general, la reducción de la superficie cultivada. Menos tierra labrada en términos absolutos, pero más cantidad proporcionalmente para los campesinos supervivientes y un incremento de la productividad media, ya que la producción agrícola se mantuvo bastante estable e incluso aumentó en algunos momentos. Ambos factores, el retroceso de la tierra cultivada y el descenso en el número de brazos para trabajarla, acelerarían a su vez la caída de las rentas señoriales, ya afectadas por su conmutación en metálico y por la inflación, en un porcentaje que oscilaba entre un tercio y la mitad. La crisis, además, había alterado los equilibrios entre los factores de producción, encareciendo la mano de obra, mientras que la tierra y el capital resultaban más abundantes y asequibles. Como consecuencia, muchos señores, sobre todo en Castilla, transformaron sus tierras de cultivo en pastos, menos intensivos en trabajo, aprovechando también los grandes espacios vacíos que la conquista y la colonización cristianas habían creado en el centro y sur de la Península y que se incrementaron con la regresión demográfica del Trescientos.

entornoajerez.com

espina-roja.blogspot.com

francigenavia.wordpress.com

  • Marta Poza Yagüe, Las labores de los meses en el Románico Revista Digital de Iconografía Medieval, vol. I, nº 1, 2009, pp. 31-42. e-ISSN: 2254-853X n : "Como motivo iconográfico, gestado en época carolingia pero realmente desarrollado durante el románico, cada mes se asocia con la representación de una labor campesina, realizada, normalmente, por un único personaje, figurado de perfil y en actitud dinámica, con el fin de subrayar los aspectos narrativos del episodio a pesar de la ausencia de composiciones amplias o de escenas integradas por múltiples figuras. ... el texto que parece que jugó un papel primordial fue el denominado Cronógrafo del 354, atribuido al calígrafo pontificio Furio Dionisio Filócalo. Obras conservadas y transmitidas a partir de múltiples copias en los monasterios altomedievales, fueron el punto de partida de los carmina mensium compuestos en época carolingia y otónida, cuyas descripciones detalladas de las actividades campesinas de cada uno de los meses se encuentran detrás de las primeras representaciones figurativas del tema (como la conservada en un Aratea de Viena, de mediados del s. IX [Aratea carolingia (830). Viena, Österreichische Nationalbibliothek, 387, fol. 90v: figuración de los meses del año]... la Península Ibérica parece que jugó un papel protagonista en la monumentalización del tema y en su difusión, posiblemente, a través de las vías de peregrinación. Allí, en la primera década del siglo XII, ven la luz las lastras pétreas de la Porta Francigena compostelana (ca. 1105) [1] y los frescos del Panteón Real de San Isidoro y de la pequeña ermita de San Pelayo de Perazancas (ambas de hacia 1100). No mucho más tarde, con una cronología próxima a 1115, figura en las jambas de la Porta della Pescheria del Duomo de Módena, en Italia; y, antes de concluir el primer cuarto de la centuria se labraron en los medallones de sendas arquivoltas para los ingresos principales de San Lázaro de Autun y la Magdalena de Vézelay, en Borgoña. En todos estos territorios, a partir de mediados de siglo (Ripoll, Brinay, Aulnay-de-Saintonge, San Zeno de Verona…) y durante toda la segunda mitad, la iconografía de las labores de los meses alcanzará la decoración, no sólo de las grandes fábricas, sino también de las pequeñas iglesias del ámbito rural (Beleña de Sorbe, Campisábalos, Hormaza, San Claudio de Olivares, El Frago, claustros de Santa Sofía de Benevento y de la catedral de Monreale…). Es también ahora el momento en el que, en el entorno artístico de l’Île de France, son adoptados como motivo por el nuevo estilo gótico (fachada de la abacial de Saint-Denis y Portada Real de Chartres); hecho que sucederá en Italia a comienzos del XIII de la mano del taller de Benedetto Antelami (Baptisterio de Parma, prótiro de la catedral de Cremona y la denominada Puerta de los Meses de San Giorgio de Ferrara). En otros lugares, como Alemania o Inglaterra, más alejados de los grandes centros creadores de la tipología y con un arte dependiente en gran medida del mundo de la ilustración libraria, su presencia será más minoritaria y su aparición se retrasará, casi sin excepción, a la segunda mitad de la duodécima centuria." POZA YAGÜE (2009): "Calendario", Base de datos digital de Iconografía Medieval. Universidad Complutense de Madrid.

goodreads.com

google.es

books.google.es

impact-artefb.blogspot.com

institutmontserrat.cat

moodle.institutmontserrat.cat

  • Los entrecomillados se recogen en Joseph Pérez, “La sociedad española del Renacimiento”, en Lycée International des Pontonniers. Sección Internacional Española. Première (también en cervantesvirtual). Para la disparidad de salarios entre España y Francia, recoge una cita de Jean Bodin: Ce qui atore nos Auvergnats et Limousins en Espagne [...], c'est qu'ils gagnent au triple de ce qu'ils font en France. Car l'Espagnol, hautain, riche et paresseux, vend sa peine bien cher. En cuanto a la visión más lúcida de los arbitristas, cita a Sancho de Moncada (Restauración política de España), ya en el siglo XVII, que habla del "ocio forzoso, no habiendo en qué trabajar".

intelijencia.blogspot.com

  • Fragmentos recogidos en intelijencia y en lleixes:
    Fueron a las afueras del pueblo, donde ya no había casas, y la gente vivía en unas cuevas abiertas en la roca. Se entraba en ellas por un agujero rectangular que tenía alrededor una cenefa encalada. ... Entraron bajando la cabeza y pisando con cuidado. Había dentro dos cuartos con el suelo de losas de piedra mal ajustadas. Estaba ya oscureciendo, en el cuarto primero no había luz. En el segundo se veía sólo una lamparilla de aceite. Una anciana, vestida de harapos, los recibió con un cabo de vela encendido. El techo de roca era muy bajo, y aunque se podía estar de pie, el sacerdote bajaba la cabeza por precaución. No había otra ventilación que la de la puerta exterior. La anciana tenía los ojos secos y una expresión de fatiga y de espanto frío. En un rincón había un camastro de tablas y en él estaba el enfermo. El cura no dijo nada, la mujer tampoco. Sólo se oía un ronquido regular, bronco, persistente, que salía del pecho del enfermo. ... La silueta del enfermo –que tenía el pecho muy levantado y la cabeza muy baja– se proyectaba en el muro, y el más pequeño movimiento del cirio hacía moverse la sombra. Descubrió el sacerdote los pies del enfermo. Eran grandes, secos, resquebrajados. Pies de labrador.

    ...

    - A mi no me importa estar sin guardia civil.

    - No seas badulaque.

    - Digo la verdad, Mosén Millán.

    - ¿Pero tú crees que sin guardia civil se podría sujetar a la gente? Hay mucha maldad en el mundo.

    - No lo creo.

    - ¿Y la gente de las cuevas?

    - En lugar de traer guardia civil, se podían quitar las cuevas, Mosén Millán.

    - Iluso. Eres un iluso.

jondoweb.com

lavanguardia.com

lleixes.blogspot.com

  • Fragmentos recogidos en intelijencia y en lleixes:
    Fueron a las afueras del pueblo, donde ya no había casas, y la gente vivía en unas cuevas abiertas en la roca. Se entraba en ellas por un agujero rectangular que tenía alrededor una cenefa encalada. ... Entraron bajando la cabeza y pisando con cuidado. Había dentro dos cuartos con el suelo de losas de piedra mal ajustadas. Estaba ya oscureciendo, en el cuarto primero no había luz. En el segundo se veía sólo una lamparilla de aceite. Una anciana, vestida de harapos, los recibió con un cabo de vela encendido. El techo de roca era muy bajo, y aunque se podía estar de pie, el sacerdote bajaba la cabeza por precaución. No había otra ventilación que la de la puerta exterior. La anciana tenía los ojos secos y una expresión de fatiga y de espanto frío. En un rincón había un camastro de tablas y en él estaba el enfermo. El cura no dijo nada, la mujer tampoco. Sólo se oía un ronquido regular, bronco, persistente, que salía del pecho del enfermo. ... La silueta del enfermo –que tenía el pecho muy levantado y la cabeza muy baja– se proyectaba en el muro, y el más pequeño movimiento del cirio hacía moverse la sombra. Descubrió el sacerdote los pies del enfermo. Eran grandes, secos, resquebrajados. Pies de labrador.

    ...

    - A mi no me importa estar sin guardia civil.

    - No seas badulaque.

    - Digo la verdad, Mosén Millán.

    - ¿Pero tú crees que sin guardia civil se podría sujetar a la gente? Hay mucha maldad en el mundo.

    - No lo creo.

    - ¿Y la gente de las cuevas?

    - En lugar de traer guardia civil, se podían quitar las cuevas, Mosén Millán.

    - Iluso. Eres un iluso.

mapa.gob.es

  • Noel Salomon, citado en Margarita Ortega López, III Los jornaleros en La lucha por la tierra en la Corona de Castilla al final del Antiguo Régimen: el expediente de Ley Agraria, Ministerio de Agricultura, 1986 mapa.gob.es Las cifras se confirman por el Diccionario de Hacienda de Canga Argüelles, que recoge las cifras del Censo de Godoy de 1797 (Ortega, op. cit.) Ortega también recoge, citando a Miguel Artola (Antiguo Régimen..., pg. 47), que en "el mejor censo español del siglo XVIII" el número de jornaleros era de 964.577 y el de labradores de 907.177.
  • Margarita Ortega López, III Los jornaleros en La lucha por la tierra en la Corona de Castilla al final del Antiguo Régimen: el expediente de Ley Agraria, Ministerio de Agricultura, 1986 mapa.gob.es

museodelprado.es

nationalgeographic.com.es

historia.nationalgeographic.com.es

  • Reina Valera 1960 Se ha señalado que la expresión "en casa de mi padre" es una adición, puesto que en la Vulgata inicial sería "de mi padre" (... instead of the Jeromian form quanti mercennarii patris mei abundant panibus, we find the variant quanti mercennarii in domo patris mei abundant panibus...) H. Glunz, History of the Vulgate in England..., Cambridge, 1933. La palabra "mercennarii" no designa a los "mercenarios" sino a los trabajadores manuales asalariados. "Por regla general, los trabajadores intelectuales recibían unos honoraria (honorarios) por el trabajo realizado, mientras que los trabajadores manuales percibían una merces (renta, que aquí sería el equivalente de un salarium o salario), en función de la forma contractual con la que se hubiese formalizado el acuerdo de trabajo. Por el hecho de recibir una merces en las fuentes los trabajadores aparecen denominados mercennarii (trabajadores manuales, no especializados, asalariados, de donde procede el vocablo “mercenario”)." (Santiago Castán Pérez-Gómez, La vida laboral en Roma..., The Conversation-National Geographic, 15 de octubre de 2021).

nodulo.org

  • José Antonio López Calle, La filosofía social del Quijote (IV): el estamento popular, en El Catobeplas nº 188, verano de 2019. Andrés aparece, sin ser nombrado, en el capítulo 4 de la Primera Parte CVC y luego, con ese nombre, en el 31 de la Primera Parte CVC. El de la madrugada en El Toboso, capítulo 9 de la Segunda Parte dice así: "—Señor —respondió el mozo—, yo soy forastero y ha pocos días que estoy en este pueblo sirviendo a un labrador rico en la labranza del campo." CVC.

padreeduardosanzdemiguel.blogspot.com

  • Texto en padreeduardosanzdemiguel. Las traducciones habituales de este pasaje (capítulo 8, versículos 11 y 12) utilizan otros términos: "Salomón tuvo una viña en Baal-hamón, La cual entregó á guardas, Cada uno de los cuales debía traer mil monedas de plata por su fruto. Mi viña, que es mía, está delante de mí: Las mil serán tuyas, oh Salomón, Y doscientas, de los que guardan su fruto." (Reina Valera).

poesi.as

tecuentolapelicula.com

ucm.es

  • Marta Poza Yagüe, Las labores de los meses en el Románico Revista Digital de Iconografía Medieval, vol. I, nº 1, 2009, pp. 31-42. e-ISSN: 2254-853X n : "Como motivo iconográfico, gestado en época carolingia pero realmente desarrollado durante el románico, cada mes se asocia con la representación de una labor campesina, realizada, normalmente, por un único personaje, figurado de perfil y en actitud dinámica, con el fin de subrayar los aspectos narrativos del episodio a pesar de la ausencia de composiciones amplias o de escenas integradas por múltiples figuras. ... el texto que parece que jugó un papel primordial fue el denominado Cronógrafo del 354, atribuido al calígrafo pontificio Furio Dionisio Filócalo. Obras conservadas y transmitidas a partir de múltiples copias en los monasterios altomedievales, fueron el punto de partida de los carmina mensium compuestos en época carolingia y otónida, cuyas descripciones detalladas de las actividades campesinas de cada uno de los meses se encuentran detrás de las primeras representaciones figurativas del tema (como la conservada en un Aratea de Viena, de mediados del s. IX [Aratea carolingia (830). Viena, Österreichische Nationalbibliothek, 387, fol. 90v: figuración de los meses del año]... la Península Ibérica parece que jugó un papel protagonista en la monumentalización del tema y en su difusión, posiblemente, a través de las vías de peregrinación. Allí, en la primera década del siglo XII, ven la luz las lastras pétreas de la Porta Francigena compostelana (ca. 1105) [1] y los frescos del Panteón Real de San Isidoro y de la pequeña ermita de San Pelayo de Perazancas (ambas de hacia 1100). No mucho más tarde, con una cronología próxima a 1115, figura en las jambas de la Porta della Pescheria del Duomo de Módena, en Italia; y, antes de concluir el primer cuarto de la centuria se labraron en los medallones de sendas arquivoltas para los ingresos principales de San Lázaro de Autun y la Magdalena de Vézelay, en Borgoña. En todos estos territorios, a partir de mediados de siglo (Ripoll, Brinay, Aulnay-de-Saintonge, San Zeno de Verona…) y durante toda la segunda mitad, la iconografía de las labores de los meses alcanzará la decoración, no sólo de las grandes fábricas, sino también de las pequeñas iglesias del ámbito rural (Beleña de Sorbe, Campisábalos, Hormaza, San Claudio de Olivares, El Frago, claustros de Santa Sofía de Benevento y de la catedral de Monreale…). Es también ahora el momento en el que, en el entorno artístico de l’Île de France, son adoptados como motivo por el nuevo estilo gótico (fachada de la abacial de Saint-Denis y Portada Real de Chartres); hecho que sucederá en Italia a comienzos del XIII de la mano del taller de Benedetto Antelami (Baptisterio de Parma, prótiro de la catedral de Cremona y la denominada Puerta de los Meses de San Giorgio de Ferrara). En otros lugares, como Alemania o Inglaterra, más alejados de los grandes centros creadores de la tipología y con un arte dependiente en gran medida del mundo de la ilustración libraria, su presencia será más minoritaria y su aparición se retrasará, casi sin excepción, a la segunda mitad de la duodécima centuria." POZA YAGÜE (2009): "Calendario", Base de datos digital de Iconografía Medieval. Universidad Complutense de Madrid.

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