Analysis of information sources in references of the Wikipedia article "Jornalero" in Spanish language version.
Yo tengo clavada en la conciencia, desde mi infancia, la visión sombría del jornalero… Los he contemplado en los cortijos, desarrollando una vida que se confunde con la de las bestias; les he visto dormir hacinados en sus sucias gañanías, comer el negro pan de los esclavos, esponjando en el gazpacho mal oliente, y servido, como a manadas de ciervos en el dornillo común, trabajar de sol a sol, empapados por la lluvia en el invierno, caldeados en la siega por los ardores de la canícula…Citado por Hiniesta, E.: El siglo de Blas Infante, 1883-1981. Alegato frente a una ocultación.
El texto completo de Blas Infante, titulado "El jornalero andaluz", en centrodeestudiosandaluces.es. El artículo de los García Lázaro en Diario de Jerez aparecía anteriormente en andaluciainformación, 10/10/2009 añadiendo una referencia a Juan Cabral Bustillos y Antonio Cabral Chamorro, Las gañanías de la campiña gaditana 1900-1930, ficha en Dialnet del que a su vez se recoge que tiene como fuentes a Ramón de Cala, Blasco Ibáñez (La Bodega -reseña en criticadelibros-), Ángel Marvaud (posiblemente se refieran a La cuestión social en España -1910 en francés, 1975 en español-) y al ya citado Gerald Brenan. Los mismos autores (García Lázaro) mantienen un blog entornoajerez donde hay tres entradas relativas a "gañanías": "Con Ramón de Cala por las gañanías de la campiña" (15/05/2016), "Con Vicente Blasco Ibáñez por la campiña jerezana. Los paisajes que recorrió el autor de La Bodega" (18/05/2014) y "Canción triste de las gañanías" (11/05/2014) -que es el artículo publicado en el Diario de Jerez.
En la antigüedad, era frecuente pagar en especie (Gn. 29:15, 20; 30:28-34), pero también con plata (Ex. 2:9). La Ley de Moisés ordenaba pagar a los jornaleros al caer la tarde (Lv. 19:13; Dt. 24:14, 15). Los profetas denunciaban a los que retenían el jornal debido a sus trabajadores (Jer. 22:13; Mal. 3:5; Stg. 5:4). En la época de Cristo, el salario de un día de trabajo era de un denario (equivalente a unos cuatro gramos de plata, cfr. Mt. 20:2). La capacidad de compra de esta suma era grande, aunque no la conocemos con exactitud (cfr. Lc. 10:35).
y Asalariado:
Estos se distinguían de los siervos domésticos, que generalmente eran esclavos. Los asalariados se contrataban por días, y se les pagaba al acabar el día. Un asalariado del sacerdote no era considerado parte de la familia, y no se le permitía comer de las cosas santas, en tanto que los esclavos eran considerados parte integrante de la familia (Lv. 19:13; 22:10; Dt. 15:18; 24:14; Jb. 14:6; Mal. 3:5). Los asalariados son contrastados en el NT con el pastor dueño de las ovejas (Mt. 20:1-8; Lc. 15:17, 19; Jn. 10:12, 13). El asalariado o jornalero es el que se ajusta, mediante contrato, para realizar un trabajo, fijo o eventual. En la Biblia este trabajo es de agricultura (siembra, recolección, vendimia) o de ganadería (pastoreo) (cf. Mt 20,1-16). El jornalero tiene derecho a un salario justo (Mt 10,10; Lc 10,7; Jn 4,36). El contrato de trabajo debe ser también justo (Mt 20,2; Lc 3,14). No pagar o diferir el pago del jornal es una grave injusticia (Lev 19,13; Dt 24,14): jornada realizada, jornada pagada (Mt 20,8). Lo es también explotar al obrero con salarios de hambre (Sant 5,4). En el orden religioso esta terminología adquiere significados profundos: el simple asalariado sólo está pendiente del jornal, sin adquirir serios compromisos de entrega (Jn 10,12ss); el hombre fiel y entregado, el que se fía de Dios, lo recibe todo de El no como una deuda, sino como un don (Mt 20,14ss); Dios mismo se ofrece como salario, como recompensa al buen trabajador (Mt 5,12; 6, 4-18). ... La Ley estipulaba que el trabajador asalariado no debería participar de la Pascua, de lo que se desprende que en Israel muchos de estos trabajadores eran incircuncisos; sin embargo, a los esclavos circuncisos sí les estaba permitido, pues se les consideraba miembros de una de las familias israelitas. Algo parecido ocurría con los trabajadores asalariados de un sacerdote, a quienes se les prohibía comer de las cosas santificadas, mientras que esta prohibición no se aplicaba a los esclavos circuncisos, ya que a estos se les consideraba miembros de la casa del sacerdote. (Ex 12:43-45; Le 22:10, 11.) Al israelita que por haber sufrido serios reveses económicos se vendiese como esclavo al servicio de un coterráneo, un residente forastero, un poblador o un familiar de un residente forastero, no se le podía tratar con tiranía, sino con la consideración que se otorgaba a los asalariados. Si después no le era posible beneficiarse del derecho de recompra, debía ser puesto en libertad en el séptimo año de su servidumbre o en el año del Jubileo, según lo que llegase primero. (Ex 21:2; Le 25:39, 40, 47-49, 53; Dt 15:12.) A veces los patronos abusaban de sus asalariados. A este respecto, Jehová advirtió a través del profeta Malaquías que intervendría como testigo veloz contra los que actuaban fraudulentamente con el salario del trabajador asalariado. (Mal 3:5; véanse además Snt 5:4) Por lo general, el asalariado estaba ansioso por terminar su jornada laboral y recibir su paga. (Job 7:1, 2.) En ocasiones los asalariados no tomaban en serio los intereses de su patrono, situación que se infiere del comentario de Jesús respecto al asalariado que huye cuando se ve ante el peligro, a diferencia del Pastor Excelente, que entrega su alma a favor de las ovejas. (Jn 10:11-15; véase además Jer 46:21.)
Yo tengo clavada en la conciencia, desde mi infancia, la visión sombría del jornalero… Los he contemplado en los cortijos, desarrollando una vida que se confunde con la de las bestias; les he visto dormir hacinados en sus sucias gañanías, comer el negro pan de los esclavos, esponjando en el gazpacho mal oliente, y servido, como a manadas de ciervos en el dornillo común, trabajar de sol a sol, empapados por la lluvia en el invierno, caldeados en la siega por los ardores de la canícula…Citado por Hiniesta, E.: El siglo de Blas Infante, 1883-1981. Alegato frente a una ocultación.
El texto completo de Blas Infante, titulado "El jornalero andaluz", en centrodeestudiosandaluces.es. El artículo de los García Lázaro en Diario de Jerez aparecía anteriormente en andaluciainformación, 10/10/2009 añadiendo una referencia a Juan Cabral Bustillos y Antonio Cabral Chamorro, Las gañanías de la campiña gaditana 1900-1930, ficha en Dialnet del que a su vez se recoge que tiene como fuentes a Ramón de Cala, Blasco Ibáñez (La Bodega -reseña en criticadelibros-), Ángel Marvaud (posiblemente se refieran a La cuestión social en España -1910 en francés, 1975 en español-) y al ya citado Gerald Brenan. Los mismos autores (García Lázaro) mantienen un blog entornoajerez donde hay tres entradas relativas a "gañanías": "Con Ramón de Cala por las gañanías de la campiña" (15/05/2016), "Con Vicente Blasco Ibáñez por la campiña jerezana. Los paisajes que recorrió el autor de La Bodega" (18/05/2014) y "Canción triste de las gañanías" (11/05/2014) -que es el artículo publicado en el Diario de Jerez.
LUJÁNEn forma de segador, a Peribáñez, señor -tanto el apariencia engaña- pedí jornal en su trigo, y, desconocido, estoy en su casa desde hoy. COMENDADOR ¡Quién fuera, Luján, contigo! LUJÁN Mañana, al salir la aurora, hemos de ir los segadores al campo; mas tus amores tienen gran remedio agora que Peribáñez es ido a Toledo, y te ha dejado esta noche a mi cuidado; porque, en estando dormido el escuadrón de la siega alrededor del portal, en sintiendo que al umbral tu seña o tu planta llega, abra la puerta, y te adiestre por donde vayas a ver esta invencible mujer. ... CASILDA No hay en casa que temer, que duermen en el portal los segadores. ... LLORENTE A quien ha de madrugar dormir luego le conviene. MENDO Digo que muy justo es. Los ranchos pueden hacerse. CASILDA Ya vienen a recogerse los segadores, Inés. INÉS Pues vamos, y a Sancho avisa el cuidado de la puerta. LLORENTE Muesama acude a la puerta. Andará dándonos prisa por no estar aquí su dueño. BARTOLO Al alba he de haber segado todo el repecho del prado. CHAPARRO Si diere licencia el sueño... Buenas noches os dé Dios, Mendo y Llorente. MENDO El sosiego 380 no será mucho, si luego habemos de andar los dos con las hoces a destajo aquí manada, aquí corte. CHAPARRO Pardiez, Mendo, cuando importe, 385 bien luce el justo trabajo. Sentaos, y, antes de dormir, o cantemos o contemos algo de nuevo, y podremos en esto nos divertir. BARTOLO ¿Tan dormido estáis, Llorente? LLORENTE Pardiez, Bartol, que quisiera que en un año amaneciera cuatro veces solamente. HELIPE ¿Hay para todos lugar? MENDO ¡Oh Helipe! Bien venido. LUJÁN Y yo, si lugar os pido, ¿podréle por dicha hallar? CHAPARRO No faltará para vos. Aconchaos junto a la puerta. BARTOLO Cantar algo se concierta. CHAPARRO Y aun contar algo, por Dios. LUJÁN Quien supiere un lindo cuento, póngale luego en el corro. CHAPARRO De mi capote me ahorro 405 y para escuchar me asiento. LUJÁN Va primero de canción, y luego diré una historia que me viene a la memoria. MENDO Cantad. LLORENTE Ya comienzo el son. (Canten con las guitarras.) ... LUJÁN Ya comienzan a dormir. Seguro por ellos pasa, que un carro puede pasar
sin que puedan despertar.
El hambre es tal que sale al paso en los caminos, entra en las tahonas a coger el pan, convierte en gritos de motín los ayes de sus dolores. [En Córdoba] La miseria se exhibe por las calles, [...] multitud apiñada, haciendo cola, hombres tristes y como soñolientos [...], se ve al pobre demandando trabajo, como pobre a la puerta del convento, ante los umbrales de la casa del municipio. [...] Desde que se entra [en Jerez], se ve aquí, como en Córdoba, la miseria por las calles; pero aquí en estado de mendicidad [...]. Al mediodía, por las calles céntricas [...], salen al paso muchos, pero muchos braceros sin trabajo, que piden, ya sin miedo, una limosna.
Yo tengo clavada en la conciencia, desde mi infancia, la visión sombría del jornalero… Los he contemplado en los cortijos, desarrollando una vida que se confunde con la de las bestias; les he visto dormir hacinados en sus sucias gañanías, comer el negro pan de los esclavos, esponjando en el gazpacho mal oliente, y servido, como a manadas de ciervos en el dornillo común, trabajar de sol a sol, empapados por la lluvia en el invierno, caldeados en la siega por los ardores de la canícula…Citado por Hiniesta, E.: El siglo de Blas Infante, 1883-1981. Alegato frente a una ocultación.
El texto completo de Blas Infante, titulado "El jornalero andaluz", en centrodeestudiosandaluces.es. El artículo de los García Lázaro en Diario de Jerez aparecía anteriormente en andaluciainformación, 10/10/2009 añadiendo una referencia a Juan Cabral Bustillos y Antonio Cabral Chamorro, Las gañanías de la campiña gaditana 1900-1930, ficha en Dialnet del que a su vez se recoge que tiene como fuentes a Ramón de Cala, Blasco Ibáñez (La Bodega -reseña en criticadelibros-), Ángel Marvaud (posiblemente se refieran a La cuestión social en España -1910 en francés, 1975 en español-) y al ya citado Gerald Brenan. Los mismos autores (García Lázaro) mantienen un blog entornoajerez donde hay tres entradas relativas a "gañanías": "Con Ramón de Cala por las gañanías de la campiña" (15/05/2016), "Con Vicente Blasco Ibáñez por la campiña jerezana. Los paisajes que recorrió el autor de La Bodega" (18/05/2014) y "Canción triste de las gañanías" (11/05/2014) -que es el artículo publicado en el Diario de Jerez.
Yo tengo clavada en la conciencia, desde mi infancia, la visión sombría del jornalero… Los he contemplado en los cortijos, desarrollando una vida que se confunde con la de las bestias; les he visto dormir hacinados en sus sucias gañanías, comer el negro pan de los esclavos, esponjando en el gazpacho mal oliente, y servido, como a manadas de ciervos en el dornillo común, trabajar de sol a sol, empapados por la lluvia en el invierno, caldeados en la siega por los ardores de la canícula…Citado por Hiniesta, E.: El siglo de Blas Infante, 1883-1981. Alegato frente a una ocultación.
El texto completo de Blas Infante, titulado "El jornalero andaluz", en centrodeestudiosandaluces.es. El artículo de los García Lázaro en Diario de Jerez aparecía anteriormente en andaluciainformación, 10/10/2009 añadiendo una referencia a Juan Cabral Bustillos y Antonio Cabral Chamorro, Las gañanías de la campiña gaditana 1900-1930, ficha en Dialnet del que a su vez se recoge que tiene como fuentes a Ramón de Cala, Blasco Ibáñez (La Bodega -reseña en criticadelibros-), Ángel Marvaud (posiblemente se refieran a La cuestión social en España -1910 en francés, 1975 en español-) y al ya citado Gerald Brenan. Los mismos autores (García Lázaro) mantienen un blog entornoajerez donde hay tres entradas relativas a "gañanías": "Con Ramón de Cala por las gañanías de la campiña" (15/05/2016), "Con Vicente Blasco Ibáñez por la campiña jerezana. Los paisajes que recorrió el autor de La Bodega" (18/05/2014) y "Canción triste de las gañanías" (11/05/2014) -que es el artículo publicado en el Diario de Jerez.
La pérdida de población había encarecido la mano de obra disponible y tanto en Castilla, la Corona de Aragón y Portugal como en Inglaterra, Francia y otros países se dictaron ordenanzas inmediatamente después de la primera irrupción de la peste en 1348, fijando los salarios de jornaleros agrícolas y artesanos, incluyendo los de las mujeres, cada vez más presentes en el mercado laboral —por la escasez de brazos masculinos— y cuya retribución no siempre era la mitad que la de los trabajadores varones —aunque fuese lo más habitual—, sino que dependía del tipo de tarea.Estas medidas de contención salarial no resultaron efectivas, como muestra su reiteración en la legislación laboral, y los trabajadores, en particular los jornaleros, vivieron una verdadera “edad de oro”, al crecer más los salarios que los precios y, por tanto, ser mayor su poder adquisitivo. Para contrarrestar el alza de los salarios, los propietarios también recurrieron a fórmulas más perversas, como la importación de esclavos. A principios del siglo XV, por ejemplo, algunos ciudadanos de Barcelona, descontentos con los immoderats salaris que pedían los labradores y braceros, proponían a los consellers de la ciudad que se comprasen esclaus i esclaves con el fin de que aquellos volviesen al salario debido y acostumbrado.
El cataclismo demográfico repercutió igualmente en el aumento de los despoblados —al que también contribuía el éxodo rural hacia las ciudades—, el abandono de muchas explotaciones agrícolas y, en general, la reducción de la superficie cultivada. Menos tierra labrada en términos absolutos, pero más cantidad proporcionalmente para los campesinos supervivientes y un incremento de la productividad media, ya que la producción agrícola se mantuvo bastante estable e incluso aumentó en algunos momentos. Ambos factores, el retroceso de la tierra cultivada y el descenso en el número de brazos para trabajarla, acelerarían a su vez la caída de las rentas señoriales, ya afectadas por su conmutación en metálico y por la inflación, en un porcentaje que oscilaba entre un tercio y la mitad. La crisis, además, había alterado los equilibrios entre los factores de producción, encareciendo la mano de obra, mientras que la tierra y el capital resultaban más abundantes y asequibles. Como consecuencia, muchos señores, sobre todo en Castilla, transformaron sus tierras de cultivo en pastos, menos intensivos en trabajo, aprovechando también los grandes espacios vacíos que la conquista y la colonización cristianas habían creado en el centro y sur de la Península y que se incrementaron con la regresión demográfica del Trescientos.
Yo tengo clavada en la conciencia, desde mi infancia, la visión sombría del jornalero… Los he contemplado en los cortijos, desarrollando una vida que se confunde con la de las bestias; les he visto dormir hacinados en sus sucias gañanías, comer el negro pan de los esclavos, esponjando en el gazpacho mal oliente, y servido, como a manadas de ciervos en el dornillo común, trabajar de sol a sol, empapados por la lluvia en el invierno, caldeados en la siega por los ardores de la canícula…Citado por Hiniesta, E.: El siglo de Blas Infante, 1883-1981. Alegato frente a una ocultación.
El texto completo de Blas Infante, titulado "El jornalero andaluz", en centrodeestudiosandaluces.es. El artículo de los García Lázaro en Diario de Jerez aparecía anteriormente en andaluciainformación, 10/10/2009 añadiendo una referencia a Juan Cabral Bustillos y Antonio Cabral Chamorro, Las gañanías de la campiña gaditana 1900-1930, ficha en Dialnet del que a su vez se recoge que tiene como fuentes a Ramón de Cala, Blasco Ibáñez (La Bodega -reseña en criticadelibros-), Ángel Marvaud (posiblemente se refieran a La cuestión social en España -1910 en francés, 1975 en español-) y al ya citado Gerald Brenan. Los mismos autores (García Lázaro) mantienen un blog entornoajerez donde hay tres entradas relativas a "gañanías": "Con Ramón de Cala por las gañanías de la campiña" (15/05/2016), "Con Vicente Blasco Ibáñez por la campiña jerezana. Los paisajes que recorrió el autor de La Bodega" (18/05/2014) y "Canción triste de las gañanías" (11/05/2014) -que es el artículo publicado en el Diario de Jerez.
Yo tengo clavada en la conciencia, desde mi infancia, la visión sombría del jornalero… Los he contemplado en los cortijos, desarrollando una vida que se confunde con la de las bestias; les he visto dormir hacinados en sus sucias gañanías, comer el negro pan de los esclavos, esponjando en el gazpacho mal oliente, y servido, como a manadas de ciervos en el dornillo común, trabajar de sol a sol, empapados por la lluvia en el invierno, caldeados en la siega por los ardores de la canícula…Citado por Hiniesta, E.: El siglo de Blas Infante, 1883-1981. Alegato frente a una ocultación.
El texto completo de Blas Infante, titulado "El jornalero andaluz", en centrodeestudiosandaluces.es. El artículo de los García Lázaro en Diario de Jerez aparecía anteriormente en andaluciainformación, 10/10/2009 añadiendo una referencia a Juan Cabral Bustillos y Antonio Cabral Chamorro, Las gañanías de la campiña gaditana 1900-1930, ficha en Dialnet del que a su vez se recoge que tiene como fuentes a Ramón de Cala, Blasco Ibáñez (La Bodega -reseña en criticadelibros-), Ángel Marvaud (posiblemente se refieran a La cuestión social en España -1910 en francés, 1975 en español-) y al ya citado Gerald Brenan. Los mismos autores (García Lázaro) mantienen un blog entornoajerez donde hay tres entradas relativas a "gañanías": "Con Ramón de Cala por las gañanías de la campiña" (15/05/2016), "Con Vicente Blasco Ibáñez por la campiña jerezana. Los paisajes que recorrió el autor de La Bodega" (18/05/2014) y "Canción triste de las gañanías" (11/05/2014) -que es el artículo publicado en el Diario de Jerez.
Fueron a las afueras del pueblo, donde ya no había casas, y la gente vivía en unas cuevas abiertas en la roca. Se entraba en ellas por un agujero rectangular que tenía alrededor una cenefa encalada. ... Entraron bajando la cabeza y pisando con cuidado. Había dentro dos cuartos con el suelo de losas de piedra mal ajustadas. Estaba ya oscureciendo, en el cuarto primero no había luz. En el segundo se veía sólo una lamparilla de aceite. Una anciana, vestida de harapos, los recibió con un cabo de vela encendido. El techo de roca era muy bajo, y aunque se podía estar de pie, el sacerdote bajaba la cabeza por precaución. No había otra ventilación que la de la puerta exterior. La anciana tenía los ojos secos y una expresión de fatiga y de espanto frío. En un rincón había un camastro de tablas y en él estaba el enfermo. El cura no dijo nada, la mujer tampoco. Sólo se oía un ronquido regular, bronco, persistente, que salía del pecho del enfermo. ... La silueta del enfermo –que tenía el pecho muy levantado y la cabeza muy baja– se proyectaba en el muro, y el más pequeño movimiento del cirio hacía moverse la sombra. Descubrió el sacerdote los pies del enfermo. Eran grandes, secos, resquebrajados. Pies de labrador....
- A mi no me importa estar sin guardia civil.
- No seas badulaque.
- Digo la verdad, Mosén Millán.
- ¿Pero tú crees que sin guardia civil se podría sujetar a la gente? Hay mucha maldad en el mundo.
- No lo creo.
- ¿Y la gente de las cuevas?
- En lugar de traer guardia civil, se podían quitar las cuevas, Mosén Millán.
- Iluso. Eres un iluso.
Yo tengo clavada en la conciencia, desde mi infancia, la visión sombría del jornalero… Los he contemplado en los cortijos, desarrollando una vida que se confunde con la de las bestias; les he visto dormir hacinados en sus sucias gañanías, comer el negro pan de los esclavos, esponjando en el gazpacho mal oliente, y servido, como a manadas de ciervos en el dornillo común, trabajar de sol a sol, empapados por la lluvia en el invierno, caldeados en la siega por los ardores de la canícula…Citado por Hiniesta, E.: El siglo de Blas Infante, 1883-1981. Alegato frente a una ocultación.
El texto completo de Blas Infante, titulado "El jornalero andaluz", en centrodeestudiosandaluces.es. El artículo de los García Lázaro en Diario de Jerez aparecía anteriormente en andaluciainformación, 10/10/2009 añadiendo una referencia a Juan Cabral Bustillos y Antonio Cabral Chamorro, Las gañanías de la campiña gaditana 1900-1930, ficha en Dialnet del que a su vez se recoge que tiene como fuentes a Ramón de Cala, Blasco Ibáñez (La Bodega -reseña en criticadelibros-), Ángel Marvaud (posiblemente se refieran a La cuestión social en España -1910 en francés, 1975 en español-) y al ya citado Gerald Brenan. Los mismos autores (García Lázaro) mantienen un blog entornoajerez donde hay tres entradas relativas a "gañanías": "Con Ramón de Cala por las gañanías de la campiña" (15/05/2016), "Con Vicente Blasco Ibáñez por la campiña jerezana. Los paisajes que recorrió el autor de La Bodega" (18/05/2014) y "Canción triste de las gañanías" (11/05/2014) -que es el artículo publicado en el Diario de Jerez.
Fueron a las afueras del pueblo, donde ya no había casas, y la gente vivía en unas cuevas abiertas en la roca. Se entraba en ellas por un agujero rectangular que tenía alrededor una cenefa encalada. ... Entraron bajando la cabeza y pisando con cuidado. Había dentro dos cuartos con el suelo de losas de piedra mal ajustadas. Estaba ya oscureciendo, en el cuarto primero no había luz. En el segundo se veía sólo una lamparilla de aceite. Una anciana, vestida de harapos, los recibió con un cabo de vela encendido. El techo de roca era muy bajo, y aunque se podía estar de pie, el sacerdote bajaba la cabeza por precaución. No había otra ventilación que la de la puerta exterior. La anciana tenía los ojos secos y una expresión de fatiga y de espanto frío. En un rincón había un camastro de tablas y en él estaba el enfermo. El cura no dijo nada, la mujer tampoco. Sólo se oía un ronquido regular, bronco, persistente, que salía del pecho del enfermo. ... La silueta del enfermo –que tenía el pecho muy levantado y la cabeza muy baja– se proyectaba en el muro, y el más pequeño movimiento del cirio hacía moverse la sombra. Descubrió el sacerdote los pies del enfermo. Eran grandes, secos, resquebrajados. Pies de labrador....
- A mi no me importa estar sin guardia civil.
- No seas badulaque.
- Digo la verdad, Mosén Millán.
- ¿Pero tú crees que sin guardia civil se podría sujetar a la gente? Hay mucha maldad en el mundo.
- No lo creo.
- ¿Y la gente de las cuevas?
- En lugar de traer guardia civil, se podían quitar las cuevas, Mosén Millán.
- Iluso. Eres un iluso.
Yo tengo clavada en la conciencia, desde mi infancia, la visión sombría del jornalero… Los he contemplado en los cortijos, desarrollando una vida que se confunde con la de las bestias; les he visto dormir hacinados en sus sucias gañanías, comer el negro pan de los esclavos, esponjando en el gazpacho mal oliente, y servido, como a manadas de ciervos en el dornillo común, trabajar de sol a sol, empapados por la lluvia en el invierno, caldeados en la siega por los ardores de la canícula…Citado por Hiniesta, E.: El siglo de Blas Infante, 1883-1981. Alegato frente a una ocultación.
El texto completo de Blas Infante, titulado "El jornalero andaluz", en centrodeestudiosandaluces.es. El artículo de los García Lázaro en Diario de Jerez aparecía anteriormente en andaluciainformación, 10/10/2009 añadiendo una referencia a Juan Cabral Bustillos y Antonio Cabral Chamorro, Las gañanías de la campiña gaditana 1900-1930, ficha en Dialnet del que a su vez se recoge que tiene como fuentes a Ramón de Cala, Blasco Ibáñez (La Bodega -reseña en criticadelibros-), Ángel Marvaud (posiblemente se refieran a La cuestión social en España -1910 en francés, 1975 en español-) y al ya citado Gerald Brenan. Los mismos autores (García Lázaro) mantienen un blog entornoajerez donde hay tres entradas relativas a "gañanías": "Con Ramón de Cala por las gañanías de la campiña" (15/05/2016), "Con Vicente Blasco Ibáñez por la campiña jerezana. Los paisajes que recorrió el autor de La Bodega" (18/05/2014) y "Canción triste de las gañanías" (11/05/2014) -que es el artículo publicado en el Diario de Jerez.