Louise Grimm de Muriedas (Filadelfia, 23 de noviembre de 1878-12 de noviembre de 1960) nació en el seno de una familia acomodada y célebre en su ascendencia paterna (provenía directamente de los famosos folcloristas y filólogos alemanes, los hermanos Grimm), mientras que la madre era hija de españoles asentados en Cuba. Recibió una excelente educación que pronto se tradujo en un gran amor por la literatura, en especial la poesía en lengua inglesa. En un viaje a México conoció a su futuro marido, un terrateniente alcohólico, Antonio Muriedas y Manrique de Lara, con quien se casó poco antes de 1900; en ese mismo año nació su única hija, María Luisa. Algo después el matrimonio se trasladó a vivir a Madrid. El marido, un terrateniente con intereses en México «grandote, fuerte e imperioso» (en palabras de Howard Young, que habló en persona con la hija), resultó un maltratador, por lo que Luisa decidió iniciar una relación platónica hacia 1903 con el poeta Juan Ramón Jiménez, tan aficionado a la literatura como ella. Esta relación se mantuvo más o menos hasta 1915, fecha en la que se documenta la última carta del caudaloso epistolario intercambiado entre ellos, cuando el escritor ya se había decantado claramente por Zenobia Camprubí. El poeta dedicó a Grimm su libro La soledad sonora (escrito en 1908 y publicado en 1911) «A / Louise Grimm / honda, fina y dulce / entre todas las mujeres», y, aparte de algunos poemas que le consagró (como «Balada del perfume de sus cartas», del libro inédito Baladas para después), también dedicó «A Luisa / Enviándole unas rosas blancas» el libro Laberinto, escrito en 1910-11 y publicado en 1913, y los "Tercetos melancólicos", tercera sección de su libro Melancolía (1912). La relación se había estrechado a partir de 1907, cuando Luisa Grimm se había separado ya de su marido. Mujer elegante y culta, Grimm acercó a Juan Ramón a la poesía anglosajona y el amor del poeta fue tal que incluso le propuso casarse con él; ella rechazó el matrimonio alegando que para su hija pequeña el contar con dos figuras paternas en su vida no sería bueno y prefería esperar a que se hiciera mayor de edad; el poeta entonces decidió esperar, pero al conocer a Zenobia la situación cambió. Louise no se volvió a casar y falleció el 12 de noviembre de 1960. En esta relación Louise le citó versos y le envió libros de poetas anglosajones. http://dspace.unia.es/bitstream/handle/10334/2448/04_martin.pdf?sequence=1