La Época, 8 de julio de 1871: «el lance pendiente entre un diputado republicano y un ex-constituyente ha terminado de una manera que, sin ser completamente lamentable, ha sido satisfactoria para ambos contendientes (...) el Sr. Sánchez Ruano no tiene novedad, y el Sr. Padial se había herido inadvertidamente en la mano derecha, haciéndose una no muy profunda cortadura en la unión de las falanges y el metacarpo».
Fernández Martín, «Don Julián Sánchez Ruano», El Imparcial, 26 de agosto de 1871: «no con el Sr. Albareda, ni a consecuencia de una discusión parlamentaria, pero sí con motivo de asuntos de Ultramar tenía dispuesto la fatalidad que Sánchez Ruano tuviera precisión de hacer bizarramente ante un adversario, digno y bizarro también, las pruebas que una costumbre o una corruptela social demanda a los que quieren poner a salvo las delicadas exigencias o las ridículas susceptibilidades del honor».