La relación de la casta diosa con un perro, ajena por completo a la mitología clásica, se ha interpretado como una broma de Rojas para ridiculizar la incultura del criado, como una corrupción de can por Vulcan, en referencia al dios, y como una deficiente lectura y sucesión de errores que habría llevado desde Semíramis con el caballo a Minerva con el can, relación de amores bestiales, en cualquier caso, a los que se agrega el de la abuela de Calisto con el simio: «Lo de tu abuela con el ximio, ¿hablilla fue? Testigo es el cuchillo de tu abuelo». Véase Blecua, Alberto, «Minerva con el can o los falsos problemas filológicos», Revista de literatura medieval, 14, 1 (2002), pp.37-46.