«Tener el poder del micrófono es una posibilidad enorme, no se puede desperdiciar». Consultado el 21 de septiembre de 2014. «Nos íbamos a presentar en un festival, pero no teníamos nombre. Con Emiliano le pusimos un nombre que era horrible y por cábala no lo decimos. Le fuimos a decir al batero: “tenemos el nombre”, “¿y cuál es?”, “no, no te va a gustar”, y nos dice “¡está buenísimo!”. Y bue, quedó.»