Milán García, 2003, p. 94. «[Mientras la facción encabezada por Manuel Alonso Martínez] reclamó la convocatoria inmediata de una asamblea del partido [constitucional] para reconocer la legitimidad del nuevo régimen y aceptar la participación en el diseño de su edificio legal, la mayoría de viejos progresistas que integraban sus filas optó por seguir la postura de Sagasta: benevolencia ante la nueva situación sin adquirir ningún compromiso firme en espera de comprobar el rumbo que seguían sus gobernantes, presionando con la amenaza de sumarse a las conspiraciones republicanas que dirigía desde el exilio Ruiz Zorrilla...» Milán García, José Ramón (2003). «Los liberales en el reinado de Alfonso XII: el difícil arte de aprender de los fracasos». Dossier: ‘’La política en el reinado de Alfonso XII’’, Carlos Dardé, editor. Ayer (52): 91-116.
Milán García, 2003, p. 101-102. «Si a la postre [los constitucionales] aguantaron seis años de gobierno conservador sin lanzarse a la vía revolucionaria hay que ver en ello no sólo el triunfo de la política canovista, sino también la sagacidad y mano izquierda de Sagasta, que supo combinar la permanente presión sobre la corona para que les diera el poder con una política de oposición razonable con la que pretendía borrar en palacio cualquier prevención hacia ellos y ofrecer una imagen de fuerza responsable y de gobierno, lo que le llevó como lógico corolario a una fusión con fuerzas radicadas a su derecha que rebasó la mera reconciliación con el Centro [Parlamentario]. Ante los rumores de quedarse aislado por una rumoreada conciliación del Centro con el grupo "militar" de Martínez Campos, Sagasta no dudó en tomar la iniciativa y propiciar la ansiada fusión liberal». Milán García, José Ramón (2003). «Los liberales en el reinado de Alfonso XII: el difícil arte de aprender de los fracasos». Dossier: ‘’La política en el reinado de Alfonso XII’’, Carlos Dardé, editor. Ayer (52): 91-116.
Milán García, 2003, p. 103. «Don Alfonso supo apreciar el indudable cambio experimentado por una oposición liberal que, aunque mantenía aún pulsiones revolucionarias heredadas del viejo progresismo, se había mostrado capaz de admitir entre sus filas a elementos de fidelidad dinástica probada y había arriado algunos de sus leit motivs históricos [como la soberanía nacional], por lo que a principios de 1881 envió mensajes claros a Cánovas de que debía dejar el paso franco a los liberales, lo que forzó la consiguiente crisis de gobierno que terminó con el encargo a Sagasta de formar un nuevo gabinete. […] Culminaba así el complicado aprendizaje de paciencia, lealtad y moderación que los constitucionales se habían visto precisados a realizar en este período y llegaba el momento de empezar a disfrutar sus réditos». Milán García, José Ramón (2003). «Los liberales en el reinado de Alfonso XII: el difícil arte de aprender de los fracasos». Dossier: ‘’La política en el reinado de Alfonso XII’’, Carlos Dardé, editor. Ayer (52): 91-116.
Lario, 2003, p. 32-34. «Esta crisis fue definitiva para que Cánovas viera con claridad que se necesitaban unas normas que respetar por ambos partidos para no caer de nuevo en el peligro de los caprichos regios. […] Lo primero que vio claro fue la necesidad de controlar la prerrogativa regia, de normativizarla y darle criterios fijos, lejos del criterio personal; conseguir un equilibrio entre el poder regio y el parlamentario, para lo que iban a ser árbitros precisamente los jefes de los partidos. […] El rey tendría que atenerse a la opinión pública representada por los grandes partidos. Esto tuvo ocasión de materializarse en la difícil coyuntura de la prematura muerte del rey en 1885». Lario, Ángeles (2003). «Alfonso XII. El rey que quiso ser constitucional». Dossier: ‘’La política en el reinado de Alfonso XII’’, Carlos Dardé, editor. Ayer (52): 15-38.
Milán García, 2003, p. 114. «Los liberales cumplieron para el rey [Alfonso XII] la misión esencial de ir desmantelando la amenaza revolucionaria del republicanismo a base de atraer con sus reformas a diferentes fracciones y partidos de este campo, haciendo imposible una coalición revolucionaria de amplio alcance. [...] No obstante,... este acomodamiento a una mecánica política que favorecía sus necesidades partidistas tuvo el efecto perverso de irles restando audacia y voluntad de reformar con sinceridad un sistema que se basaba en la interpretación discriminatoria y fraudulenta de las leyes, lo que contribuyó a un progresivo desprestigio tanto de éste como de su clase política...». Milán García, José Ramón (2003). «Los liberales en el reinado de Alfonso XII: el difícil arte de aprender de los fracasos». Dossier: ‘’La política en el reinado de Alfonso XII’’, Carlos Dardé, editor. Ayer (52): 91-116.