Analysis of information sources in references of the Wikipedia article "Piotr Kropotkin" in Spanish language version.
No podía conciliar este tira y afloja de los jefes con los fogosos discursos que había oído pronunciar en la tribuna, lo que me produjo tanta desilusión que indiqué a Utin mi intención de ponerme en contacto con otra agrupación de la Asociación Internacional de Ginebra, que era conocida por la bakuninista, porque la palabra anarquista no estaba aún muy generalizada. Utin me dio en el acto cuatro cartas para otro ruso llamado Nikolái Zhukovski, que pertenecía a ella, y mirándome fijamente a la cara, me dijo suspirando: "Ya no volveréis más a nuestro lado; os quedaréis con ellos." Y acertó en su pronóstico.P. Kropotkin; Memorias de un revolucionario.
Dicha sociedad empezó sus actividades con un grupo insignificante de jóvenes, entre los que se hallaba Sofía Peróvskaya, quien entró en él con objeto de mejorar y perfeccionar su educación; y en su seno se encontraba también el amigo antes mencionado. En 1869, Necháiev había intentado formar una organización revolucionaria secreta entre la juventud, imbuida del deseo anteriormente referido de trabajar entre el pueblo, y para conseguir tal resultado, apeló a los recursos de los antiguos conspiradores, sin retroceder ni aun ante los desengaños, al pretender que sus asociados se conformaran con su dirección. Tales procedimientos no podían prosperar en Rusia, y pronto se disolvió su sociedad. Todos sus miembros fueron detenidos, y algunos de los jóvenes más entusiastas y decididos fueron desterrados a Siberia antes de haber podido hacer nada. El círculo de mutua educación y mejoramiento de que vengo hablando, se constituyó en oposición al sistema de Necháiev. Aquel número limitado de amigos había juzgado, muy cuerdamente, que el desarrollo moral del individuo debe ser la base de toda organización, cualquiera que sea el carácter político que adopte después y el programa de acción que siga en el curso de los futuros acontecimientos. A esto fue debido que el Círculo Chaikovski, ensanchando gradualmente su campo de operaciones, se extendiera tanto en Rusia y adquiriera tan importantes resultados; y más tarde, cuando las feroces persecuciones del gobierno crearon una lucha revolucionaria, produjera esa notable clase de hombres y mujeres que tan gallardamente sucumbieron en la terrible contienda que empeñaron contra la autocracia.P. Kropotkin; Memorias de un revolucionario.
Al terminar el primer año, sin embargo, volvió de nuevo a resentirse mi salud. Clairvaux estaba edificado sobre terrenos pantanosos, donde la malaria es endémica, y ésta y el escorbuto se apoderaron de mi. Entonces mi esposa, que hacia sus estudios en París, trabajando en el laboratorio Würtz, y preparándose para el examen del doctorado en ciencias, lo abandonó todo y se vino a la pequeña aldea de Clairvaux, que se componía de menos de una docena de casas agrupadas al pie del muro inmensamente elevado que rodeaba la prisión.P. Kroptkin; Memorias de un revolucionario
.En Freedom, en noviembre de 1914, encontramos artículos de Kropotkin, Jean Grave, Cherkésov y una carta del anarquista Verleben, todos ellos con argumentos acerca de los motivos por los cuales los anarquistas debían apoyar la causa de los Aliados. Una contribución de Malatesta estaba destinada a rechazar las racionalizaciones de los autores citados: “Los anarquistas han olvidado sus principios”Vernon Richards, Malatesta: pensamiento y acción revolucionarios, p.210
Y en 1916 Malatesta replica desde las columnas editoriales de Freedom al “Manifiesto en favor de la guerra” firmado por Kropotkin, Jean Grave, Malato y otros trece “viejos compañeros”: reconoce la “buena fe e intenciones” de los firmantes y las pone “fuera de duda”, pero afirma que debe disociarse de “compañeros que se consideran capaces de conciliar las ideas anarquistas con la cooperación de los gobiernos y las clases capitalistas de ciertos países en su lucha contra los capitalistas y gobiernos de ciertos otros países”Vernon Richards, Malatesta: pensamiento y acción revolucionarios, p.212.