Villatoro, Manuel (16 de marzo de 2018). «El brutal «castigo divino» que permitió al Imperio español aplastar a la Primera República de Venezuela»(html). ABC (periódico). Archivado desde el original el 16 de marzo de 2018. Consultado el 17 de julio de 2018. ««Miyares había sido nombrado Capitán General de Venezuela por la Junta Central el 29 de abril de 1810; fue reconocido como tal por el Ayuntamiento de Maracaibo el 23 de julio de 1810; por el de Coro el 11 de agosto y por el Ayuntamiento de Guayana el 7 de marzo de 1811», explica Edgar Esteves González en su libro «Batallas de Venezuela, 1810-1824».»
Villatoro, Manuel (16 de marzo de 2018). «El brutal «castigo divino» que permitió al Imperio español aplastar a la Primera República de Venezuela»(html). ABC (periódico). Archivado desde el original el 16 de marzo de 2018. Consultado el 17 de julio de 2018. «Tras la declaración de independencia, la región quedó totalmente dividida. Por un lado, las provincias de Guayana, Coro y Maracaibo se mantuvieron leales a Fernando VII y al Consejo de Regencia que gobernaba en su nombre en la zona. Por otro, Barinas, Trujillo, Mérida, Barcelona, Cumaná e isla Margarita (todas ellas ubicadas en las cercanías de Caracas) declararon su rechazo a la monarquía.»
Villatoro, Manuel (16 de marzo de 2018). «El brutal «castigo divino» que permitió al Imperio español aplastar a la Primera República de Venezuela»(html). ABC (periódico). Archivado desde el original el 16 de marzo de 2018. Consultado el 17 de julio de 2018. «Mientras Miranda andaba a vueltas con la alta política, el gobernador de Coro (al norte de Venezuela), Francisco Ceballos, fue informado de que las fuerzas realistas ocultas en Corora (una de las plazas cercanas a esta urbe) iban a sublevarse en nombre de Fernando VII. La oportunidad no podía desperdiciarse, así que el político ordenó a uno de sus hombres más reconocidos, el capitán de fragata de 38 años Domingo Monteverde, acudir en ayuda de los insurrectos y enlazar posteriormente con Miyares. «Monteverde desembarcó en Coro el 8 de febrero de 1812, enviado por las autoridades españolas de Puerto Rico en ayuda de Miyares, con una Compañía de Marina integrada por 120 soldados y tres oficiales bajo su mando», desvela Esteves en su obra.»
Villatoro, Manuel (16 de marzo de 2018). «El brutal «castigo divino» que permitió al Imperio español aplastar a la Primera República de Venezuela»(html). ABC (periódico). Archivado desde el original el 16 de marzo de 2018. Consultado el 17 de julio de 2018. «El terremoto frustró tanto a los generales venezonalos que el mismísimo Simón Bolívar cargó contra los elementos aquel día a voz en grito: «Si se opone la naturaleza, lucharemos contra ella y haremos que nos obedezca». Al militar, no obstante, este tragedia le ayudó a forjarse la imagen de benefactor del pueblo.»
aporrea.org
Damas, Eligio (4 de julio de 2008). «Fragilidad de la Primera República 1811 - 13. Cosas de la Lucha de Clases (II)»(html). Aporrea. Archivado desde el original el 5 de julio de 2008. Consultado el 17 de julio de 2018. «La república de 1810-11, tomó decisiones, como el establecimiento del comercio libre, que favorecieron a los grupos económicamente más sólidos, pero también a pequeños comerciantes, entre quienes contaban los pardos, pero en materia de esclavitud a lo máximo que llegó fue a la declaración de la ilegalidad de la importación de mano de obra de este carácter; decisión que por cierto, no se cumplió con rigidez o celo. Políticamente, la Junta Conservadora de los Derechos de Fernando VII o Junta Suprema de Caracas, dispuso que para participar en la elección de los miembros del primer Congreso de Venezuela, era condición indispensable, además de ser libre, gozar de un determinado nivel de renta, lo que excluyó del ejercicio de esos derechos no sólo a los esclavos sino a la mayoría de la población. El Congreso de 1811 ratificó esta disposición en la primera Constitución de Venezuela; lo que contribuirá al desprecio popular por la causa rebelde republicana.»
escolares.net
«Primera República de Venezuela»(html). Escolares Net. Archivado desde el original el 20 de septiembre de 2017. Consultado el 17 de julio de 2018. «Este sismo de jueves santo, que tuvo una duración de menos de un minuto, destruyó por completo la ciudad de Caracas, casas, iglesias, hospitales, etc., con este suceso natural la población fue presa del pánico, por su parte la iglesia católica presente en América desde la conquista, estableció que este movimiento telúrico, era consecuencia directa de un tormento divino ocasionado por desconocer el poder del Rey Fernando VII. Ejércitos patriotas completos fallecieron en este terremoto, todo esto más los daños estructurales, favorecieron al General Domingo Monteverde, para restablecer el poder de los realistas, sin embargo, Simón Bolívar, dijo: “Aunque la naturaleza se oponga lucharemos contra ella y haremos que nos obedezca”.»
«Primera República de Venezuela»(html). Escolares Net. Archivado desde el original el 20 de septiembre de 2017. Consultado el 17 de julio de 2018. «La capitulación de San Mateo, fue una negociación establecida por Francisco Miranda y los realistas con el fin de terminar con el conflicto entre ambas partes, resguardando principalmente el bienestar de los republicanos. (...) Sin embargo, a pesar de dejar en una capitulación establecidos los puntos, el General español y jefe de los realistas Domingo Monteverde, no respeto el acuerdo, violando la capitulación y comenzando una sangrienta persecución hacia los patriotas lo que trajo como consecuencia directa la destrucción total del acuerdo.»
mde.es
armada.mde.es
Díaz Ordoñez, Manuel. «La Real Armada y el control del Orinoco en la primera parte de la independencia venezolana: la Batalla de Sorondo»(pdf). Armada Española. Archivado desde el original el 17 de julio de 2018. Consultado el 17 de julio de 2018. «Junto a las acciones anfibias de represalia, los españoles utilizaron el corso particular como fuente de financiación y como medio para negar el uso del mar a los rebeldes. En este sentido, Puerto Rico se significó como una base avanzada de buques corsarios que patrullaban las costas de Venezuela para impedir el comercio, el transporte y la actividad pesquera. (...) Bajo su dirección, lanchas y pequeñas embarcaciones patroneadas en su gran mayoría por catalanes, identificados con cédulas de corso expedidas por las autoridades de la provincia de Guayana, atacaron el comercio de la joven república.»
Díaz Ordoñez, Manuel. «La Real Armada y el control del Orinoco en la primera parte de la independencia venezolana: la Batalla de Sorondo»(pdf). Armada Española. Archivado desde el original el 17 de julio de 2018. Consultado el 17 de julio de 2018. «Entre las autonomistas, además de Caracas, lo harán: Barcelona el 27 de abril, Cumaná el 30 del mismo mes, Margarita el 4 de mayo, Barinas el 5, Mérida el 16 de septiembre, y Trujillo el 9 de octubre (2). Como consecuencia, en el mapa venezolano sólo tres provincias, Maracaibo, Coro y Guayana, se mantendrían fieles a la metrópolis a través de su obediencia a la Regencia.»
Díaz Ordoñez, Manuel. «La Real Armada y el control del Orinoco en la primera parte de la independencia venezolana: la Batalla de Sorondo»(pdf). Armada Española. Archivado desde el original el 17 de julio de 2018. Consultado el 17 de julio de 2018. «Guayana era una enorme extensión de territorio y contaba con una riqueza considerable a la que Caracas no podía renunciar: una cabaña ganadera vacuna y caballar de gran importancia, cientos de haciendas con una gran producción de maíz, tabaco, arroz, trigo y café; además de contar con grandes recursos, minerales preciosos y numerosos saladeros de carne. Productos que significaban importantes beneficios en el comercio internacional de la época. Todo lo anterior hacía imprescindible que Guayana se uniera al resto de las provincias independentistas.»
Díaz Ordoñez, Manuel. «La Real Armada y el control del Orinoco en la primera parte de la independencia venezolana: la Batalla de Sorondo»(pdf). Armada Española. Archivado desde el original el 17 de julio de 2018. Consultado el 17 de julio de 2018. «Una de sus acciones más destacadas sería la del 5 de abril de 1811, cuando una fuerza de unos 200 españoles desembarcó en Cabruto, tomando por sorpresa a su guarnición (5). El comandante venezolano, teniente Francisco Pérez, el cura José de la Cruz González y algunos soldados más fueron tomados como prisioneros, al tiempo que se quemaron diversas haciendas de los propietarios que apoyaban la independencia».
Díaz Ordoñez, Manuel. «La Real Armada y el control del Orinoco en la primera parte de la independencia venezolana: la Batalla de Sorondo»(pdf). Armada Española. Archivado desde el original el 17 de julio de 2018. Consultado el 17 de julio de 2018. «Por su parte, los independentistas comenzaron a hostigar la orilla norte del Orinoco para presionar a los españoles. Sus fuerzas ocuparon enclaves importantes entre San Fernando de Apure y Barrancas y tomaron el pueblo de La Soledad, justo enfrente de la capital guayanesa de Angostura. Ya en la orilla cercana a esta última población se levanta un pequeño cerro que los rebeldes fortificaron con tres cañones, que atacaban cualquier barco español que se acercara por el río y quedara a su alcance. El 25 de agosto, en esta improvisada batería, se izaba la bandera independentista venezolana, lo que aclaraba cualquier duda sobre sus intenciones a los españoles que la contemplaban desde Angostura (10).»
Contreras, Juan Carlos. «¿Contra el Rey o contra Caracas? La encrucijada de Valencia entre 1808 y 1812»(html). Universidad de Carabobo. Archivado desde el original el 10 de febrero de 2012. Consultado el 17 de julio de 2018. «De nuevo restablecida la autoridad de España, en 1812, el partido realista de la ciudad, renacido, trató de sacar provecho de la insurrección de 1811, escondiendo la colaboración autonomista con Caracas del 19 de abril de 1810. Valencia, decían los realistas, había reaccionado tarde, pero había demostrado, con sangre, su fidelidad a la monarquía, por lo tanto, merecía no sólo conservar sus fueros y privilegios autonómicos, sino que optaba a más, ahora, a la capitalidad de la Capitanía General de Venezuela, desplazando por completo a las "facinerosos e infieles" caraqueños. Su insistencia en la capitalidad fue reclamada en tres ocasiones a partir de 1812.»
Villatoro, Manuel (16 de marzo de 2018). «El brutal «castigo divino» que permitió al Imperio español aplastar a la Primera República de Venezuela»(html). ABC (periódico). Archivado desde el original el 16 de marzo de 2018. Consultado el 17 de julio de 2018. ««Miyares había sido nombrado Capitán General de Venezuela por la Junta Central el 29 de abril de 1810; fue reconocido como tal por el Ayuntamiento de Maracaibo el 23 de julio de 1810; por el de Coro el 11 de agosto y por el Ayuntamiento de Guayana el 7 de marzo de 1811», explica Edgar Esteves González en su libro «Batallas de Venezuela, 1810-1824».»
Díaz Ordoñez, Manuel. «La Real Armada y el control del Orinoco en la primera parte de la independencia venezolana: la Batalla de Sorondo»(pdf). Armada Española. Archivado desde el original el 17 de julio de 2018. Consultado el 17 de julio de 2018. «Junto a las acciones anfibias de represalia, los españoles utilizaron el corso particular como fuente de financiación y como medio para negar el uso del mar a los rebeldes. En este sentido, Puerto Rico se significó como una base avanzada de buques corsarios que patrullaban las costas de Venezuela para impedir el comercio, el transporte y la actividad pesquera. (...) Bajo su dirección, lanchas y pequeñas embarcaciones patroneadas en su gran mayoría por catalanes, identificados con cédulas de corso expedidas por las autoridades de la provincia de Guayana, atacaron el comercio de la joven república.»
Villatoro, Manuel (16 de marzo de 2018). «El brutal «castigo divino» que permitió al Imperio español aplastar a la Primera República de Venezuela»(html). ABC (periódico). Archivado desde el original el 16 de marzo de 2018. Consultado el 17 de julio de 2018. «Tras la declaración de independencia, la región quedó totalmente dividida. Por un lado, las provincias de Guayana, Coro y Maracaibo se mantuvieron leales a Fernando VII y al Consejo de Regencia que gobernaba en su nombre en la zona. Por otro, Barinas, Trujillo, Mérida, Barcelona, Cumaná e isla Margarita (todas ellas ubicadas en las cercanías de Caracas) declararon su rechazo a la monarquía.»
Díaz Ordoñez, Manuel. «La Real Armada y el control del Orinoco en la primera parte de la independencia venezolana: la Batalla de Sorondo»(pdf). Armada Española. Archivado desde el original el 17 de julio de 2018. Consultado el 17 de julio de 2018. «Entre las autonomistas, además de Caracas, lo harán: Barcelona el 27 de abril, Cumaná el 30 del mismo mes, Margarita el 4 de mayo, Barinas el 5, Mérida el 16 de septiembre, y Trujillo el 9 de octubre (2). Como consecuencia, en el mapa venezolano sólo tres provincias, Maracaibo, Coro y Guayana, se mantendrían fieles a la metrópolis a través de su obediencia a la Regencia.»
Díaz Ordoñez, Manuel. «La Real Armada y el control del Orinoco en la primera parte de la independencia venezolana: la Batalla de Sorondo»(pdf). Armada Española. Archivado desde el original el 17 de julio de 2018. Consultado el 17 de julio de 2018. «Guayana era una enorme extensión de territorio y contaba con una riqueza considerable a la que Caracas no podía renunciar: una cabaña ganadera vacuna y caballar de gran importancia, cientos de haciendas con una gran producción de maíz, tabaco, arroz, trigo y café; además de contar con grandes recursos, minerales preciosos y numerosos saladeros de carne. Productos que significaban importantes beneficios en el comercio internacional de la época. Todo lo anterior hacía imprescindible que Guayana se uniera al resto de las provincias independentistas.»
Díaz Ordoñez, Manuel. «La Real Armada y el control del Orinoco en la primera parte de la independencia venezolana: la Batalla de Sorondo»(pdf). Armada Española. Archivado desde el original el 17 de julio de 2018. Consultado el 17 de julio de 2018. «Una de sus acciones más destacadas sería la del 5 de abril de 1811, cuando una fuerza de unos 200 españoles desembarcó en Cabruto, tomando por sorpresa a su guarnición (5). El comandante venezolano, teniente Francisco Pérez, el cura José de la Cruz González y algunos soldados más fueron tomados como prisioneros, al tiempo que se quemaron diversas haciendas de los propietarios que apoyaban la independencia».
Díaz Ordoñez, Manuel. «La Real Armada y el control del Orinoco en la primera parte de la independencia venezolana: la Batalla de Sorondo»(pdf). Armada Española. Archivado desde el original el 17 de julio de 2018. Consultado el 17 de julio de 2018. «Por su parte, los independentistas comenzaron a hostigar la orilla norte del Orinoco para presionar a los españoles. Sus fuerzas ocuparon enclaves importantes entre San Fernando de Apure y Barrancas y tomaron el pueblo de La Soledad, justo enfrente de la capital guayanesa de Angostura. Ya en la orilla cercana a esta última población se levanta un pequeño cerro que los rebeldes fortificaron con tres cañones, que atacaban cualquier barco español que se acercara por el río y quedara a su alcance. El 25 de agosto, en esta improvisada batería, se izaba la bandera independentista venezolana, lo que aclaraba cualquier duda sobre sus intenciones a los españoles que la contemplaban desde Angostura (10).»
Damas, Eligio (4 de julio de 2008). «Fragilidad de la Primera República 1811 - 13. Cosas de la Lucha de Clases (II)»(html). Aporrea. Archivado desde el original el 5 de julio de 2008. Consultado el 17 de julio de 2018. «La república de 1810-11, tomó decisiones, como el establecimiento del comercio libre, que favorecieron a los grupos económicamente más sólidos, pero también a pequeños comerciantes, entre quienes contaban los pardos, pero en materia de esclavitud a lo máximo que llegó fue a la declaración de la ilegalidad de la importación de mano de obra de este carácter; decisión que por cierto, no se cumplió con rigidez o celo. Políticamente, la Junta Conservadora de los Derechos de Fernando VII o Junta Suprema de Caracas, dispuso que para participar en la elección de los miembros del primer Congreso de Venezuela, era condición indispensable, además de ser libre, gozar de un determinado nivel de renta, lo que excluyó del ejercicio de esos derechos no sólo a los esclavos sino a la mayoría de la población. El Congreso de 1811 ratificó esta disposición en la primera Constitución de Venezuela; lo que contribuirá al desprecio popular por la causa rebelde republicana.»
Villatoro, Manuel (16 de marzo de 2018). «El brutal «castigo divino» que permitió al Imperio español aplastar a la Primera República de Venezuela»(html). ABC (periódico). Archivado desde el original el 16 de marzo de 2018. Consultado el 17 de julio de 2018. «Mientras Miranda andaba a vueltas con la alta política, el gobernador de Coro (al norte de Venezuela), Francisco Ceballos, fue informado de que las fuerzas realistas ocultas en Corora (una de las plazas cercanas a esta urbe) iban a sublevarse en nombre de Fernando VII. La oportunidad no podía desperdiciarse, así que el político ordenó a uno de sus hombres más reconocidos, el capitán de fragata de 38 años Domingo Monteverde, acudir en ayuda de los insurrectos y enlazar posteriormente con Miyares. «Monteverde desembarcó en Coro el 8 de febrero de 1812, enviado por las autoridades españolas de Puerto Rico en ayuda de Miyares, con una Compañía de Marina integrada por 120 soldados y tres oficiales bajo su mando», desvela Esteves en su obra.»
Contreras, Juan Carlos. «¿Contra el Rey o contra Caracas? La encrucijada de Valencia entre 1808 y 1812»(html). Universidad de Carabobo. Archivado desde el original el 10 de febrero de 2012. Consultado el 17 de julio de 2018. «De nuevo restablecida la autoridad de España, en 1812, el partido realista de la ciudad, renacido, trató de sacar provecho de la insurrección de 1811, escondiendo la colaboración autonomista con Caracas del 19 de abril de 1810. Valencia, decían los realistas, había reaccionado tarde, pero había demostrado, con sangre, su fidelidad a la monarquía, por lo tanto, merecía no sólo conservar sus fueros y privilegios autonómicos, sino que optaba a más, ahora, a la capitalidad de la Capitanía General de Venezuela, desplazando por completo a las "facinerosos e infieles" caraqueños. Su insistencia en la capitalidad fue reclamada en tres ocasiones a partir de 1812.»
Villatoro, Manuel (16 de marzo de 2018). «El brutal «castigo divino» que permitió al Imperio español aplastar a la Primera República de Venezuela»(html). ABC (periódico). Archivado desde el original el 16 de marzo de 2018. Consultado el 17 de julio de 2018. «El terremoto frustró tanto a los generales venezonalos que el mismísimo Simón Bolívar cargó contra los elementos aquel día a voz en grito: «Si se opone la naturaleza, lucharemos contra ella y haremos que nos obedezca». Al militar, no obstante, este tragedia le ayudó a forjarse la imagen de benefactor del pueblo.»
«Primera República de Venezuela»(html). Escolares Net. Archivado desde el original el 20 de septiembre de 2017. Consultado el 17 de julio de 2018. «Este sismo de jueves santo, que tuvo una duración de menos de un minuto, destruyó por completo la ciudad de Caracas, casas, iglesias, hospitales, etc., con este suceso natural la población fue presa del pánico, por su parte la iglesia católica presente en América desde la conquista, estableció que este movimiento telúrico, era consecuencia directa de un tormento divino ocasionado por desconocer el poder del Rey Fernando VII. Ejércitos patriotas completos fallecieron en este terremoto, todo esto más los daños estructurales, favorecieron al General Domingo Monteverde, para restablecer el poder de los realistas, sin embargo, Simón Bolívar, dijo: “Aunque la naturaleza se oponga lucharemos contra ella y haremos que nos obedezca”.»
«Primera República de Venezuela»(html). Escolares Net. Archivado desde el original el 20 de septiembre de 2017. Consultado el 17 de julio de 2018. «La capitulación de San Mateo, fue una negociación establecida por Francisco Miranda y los realistas con el fin de terminar con el conflicto entre ambas partes, resguardando principalmente el bienestar de los republicanos. (...) Sin embargo, a pesar de dejar en una capitulación establecidos los puntos, el General español y jefe de los realistas Domingo Monteverde, no respeto el acuerdo, violando la capitulación y comenzando una sangrienta persecución hacia los patriotas lo que trajo como consecuencia directa la destrucción total del acuerdo.»