"La Revolución dejó de constituir un organismo funcional hace décadas (en los cuarenta, quizás), pero sus ideas y símbolos todavía circulan como materia genética disponible en el cuerpo político mexicano, donde podrían contribuir a la formación de nuevos organismos, adaptados a los muchos y difíciles retos del ambiente actual", en Knight, Alan. "El gen vivo de un cuerpo muerto" en el sitio web de Nexos en Línea
"Hablé de la revolución maderista porque no hay una sino muchas revoluciones mexicanas, en el espacio y en el tiempo. La Revolución mexicana es una invención (legítima, normal, natural) a posteriori de los políticos, ideólogos, historiadores. Y nos encontramos atrapados entre la necesidad de conservar algo de memoria", en Meyer, Jean. "Un siglo de dudas" en Ibid.
"Claro: si se reduce la Revolución a las instituciones que surgieron después, que ella hizo posibles y que sus dirigentes vencedores construyeron como su forma propia de dominación, entonces sí, quién sabe cuánto de ellas vaya quedando en la política del partido conservador y ultramontano hoy en el poder. Pero una revolución no se reduce a ese oxímoron cínico encarnado en el nombre del Partido Revolucionario Institucional, emblema de la resignación política y la subordinación clientelar" en Gilly, Adolfo. "Un mito que se transfigura", Ibidem.
"Se opera en otros casos el fenómeno opuesto: el arte del cantastorie es asimilado por la versión oficial de la historia, y entonces la crítica popular del poder existente se invierte en un discurso del poder "populista". La Revolución mexicana da uno de los ejemplos más cumplidos de esa trasmutación", en Gilly, Adolfo. "La historia como crítica o discurso del poder", sitio web