Preston, Paul (2011). El holocausto español. Odio y exterminio en la Guerra Civil y después. (The Spanish Holocaust, 2011). Barcelona: Debate. pp. 133. ISBN978-84-8306-852-6. «Aunque López Ochoa consintió el uso de camiones cargados de prisioneros para cubrir el avance de las tropas, en general dirigió sus operaciones con comedimiento. Yagüe envió un emisario a Madrid para quejarse ante Franco y Gil Robles por el trato humanitario que se daba a los mineros. Los tres estaban furiosos por el pacto al que había llegado López Ochoa con el líder de los mineros, Belarmino Tomás, que permitió una rendición ordenada y pacífica a cambio de retirar a los legionarios y a los Regulares. La desconfianza de Franco hacia López Ochoa era tan grande como su confianza en Yagüe y su aprobación de las ejecuciones sumarias de los detenidos en Oviedo y Gijón. En una ocasión, Yagüe amenazó a López Ochoa con una pistola».