En síntesis: tiene escaso sentido tomarse demasiado en serio el Socialismo del siglo XXI en un plano teórico, aunque sí cabe medir con tino su función política. No aporta nada nuevo en el nivel de la teoría, y en tanto se entiende lo que sus promotores plantean, es claro que nos hallamos frente a un retroceso intelectual a los postulados de aquellos a quienes Marx llamaba "socialistas utópicos", es decir, al retroceso hacia una concepción arcaica de sociedad, con intercambios económicos primitivos. No obstante, como ya sugerí, el Socialismo del siglo XXI renueva un mito que se niega a morir. más en Socialismo: fracaso y mitoArchivado el 19 de enero de 2012 en Wayback Machine.
«"Somos gente de izquierda"». Le Monde diplomatique en español. abril de 2018. Consultado el 24 de agosto de 2018. «Continuamos la Revolución Ciudadana en aquello que se hizo bien, continuamos con la Revolución Ciudadana. Pero también somos críticos con todo aquello que se hizo mal, y queremos revisarlo de manera permanente, porque eso es la dialéctica, y la izquierda es dialéctica.»
Straka, Tomás (MARZO - ABRIL 2017). «Leer el chavismo». Nueva Sociedad. Consultado el 4 de septiembre de 2019. «Pero en el ínterin Chávez pasó de exaltar la «tercera vía» de Tony Blair y de esbozar un modelo típicamente nacionalista y desarrollista, a asumir la tesis del «socialismo del siglo xxi» de Dietrich, aunque de una forma bastante libre; para finalmente llegar a su propia versión del socialismo.»
«CONVOCATORIA PÚBLICA NACIONAL PARA LA IMPLEMENTACIÓN DEL PROGRAMA “CASA PARA TODOS”». 25 de enero de 2018. Consultado el 24 de agosto de 2018. «Hay que cambiar, pero hacia arriba, hacia un punto más alto, hacia allá es la dialéctica. Por eso hay que abandonar los conceptos caducos del “socialismo de cafetín”, como bien decía un presidente del siglo pasado.»
"...Podemos decir, que un intercambio es justo, cuando ninguna de las personas que participan en él, es explotada. Esta condición ---ausencia de explotación--- se cumple, cuando en el intercambio se entregan exclusivamente esfuerzos laborales iguales. Esos esfuerzos, medidos en tiempo, se llaman en la economía política “valores”. Objetivamente justo es un intercambio, por lo tanto, cuando todos los participantes se quedan al final de las transacciones con valores (esfuerzos) iguales o equivalentes...6. Lo que determina la justicia de un intercambio no son, por consiguiente, las formas de pago, sino los términos de intercambio (terms of trade, T.o.T.), ya identificados por Adam Smith para el comercio internacional como el intercambio de volúmenes o cantidades de trabajo concretizado...7. En conclusión: Para que el intercambio, en cualquier momento de la historia y en cualquier tipo de economía, sea justo, es imprescindible que existan dos condiciones: 1. los sujetos económicos que realizan el intercambio, necesitan conocer el valor objetivo (tiempo incorporado) de cada producto/servicio; 2. tiene que haber un poder real (Estado, ética, control público) que garantiza el cambio de equivalentes, es decir, valores o, lo que es lo mismo, esfuerzos laborales cuantitativamente iguales...9. En la crematística, el intercambio se realiza vía el precio, no el valor. Esto es así porque el precio es la expresión del poder de cada sujeto económico en las esferas de circulación (mercados). El más poderoso determina el precio, que, a su vez, es el instrumento de apropiación del excedente económico. En una sociedad de clase el poder está en manos de las elites dominantes. Quitarles el sistema del precio mediante el sistema del valor, significa quitarles su mecanismo de acumulación del capital y, en consecuencia, su existencia como clase dominante. La derecha ha entendido esto, la “izquierda” sectaria y dogmática no, y el socialoportunismo evade el debate...· más en Cristóbal Colón y la persistente confusión entre trueque y economía del valor.
En síntesis: tiene escaso sentido tomarse demasiado en serio el Socialismo del siglo XXI en un plano teórico, aunque sí cabe medir con tino su función política. No aporta nada nuevo en el nivel de la teoría, y en tanto se entiende lo que sus promotores plantean, es claro que nos hallamos frente a un retroceso intelectual a los postulados de aquellos a quienes Marx llamaba "socialistas utópicos", es decir, al retroceso hacia una concepción arcaica de sociedad, con intercambios económicos primitivos. No obstante, como ya sugerí, el Socialismo del siglo XXI renueva un mito que se niega a morir. más en Socialismo: fracaso y mitoArchivado el 19 de enero de 2012 en Wayback Machine.