El envío del Hiena es sorprendente. El armisticio logrado a instancias de la diplomacia británica y acordado en el Tratado Rademaker-Herrera por el Triunvirato y el gobierno de Portugal en Río de Janeiro representado por el teniente coronel Juan Rademaker, implicaba el retiro de las fuerzas portuguesas al mando del general Diego de Souza que ocupaban la ribera sur del río Uruguay e impedían el refuerzo de las fuerzas que en la campaña amenazaban el poder realista en Montevideo (por mar no era factible por cuanto Buenos Aires continuaba bloqueada por la flota española). Removido ese obstáculo, pudo iniciarse el segundo sitio de Montevideo. Así, aprovechando la circunstancia favorable, el Hiena fue enviado apenas fue posible a Patagones. Sin embargo el bloqueo continuaba por lo que la premura en enviar la principal nave de la escuadrilla en misión tan remota puede explicarse en parte por la desatención sufrida en esos primeros dos años por parte del gobierno revolucionario pero probablemente también por la desconfianza de este respecto de la lealtad de la población o de eventuales planes realistas de ocupación, en una apertura por el flanco sur similar a la que intentaría el Imperio del Brasil en 1827 durante la Guerra del Brasil.
Fue el primer tratado internacional celebrado por las Provincias Unidas del Río de la Plata con una potencia extranjera.[1][2]. Véase también en Carranza (obra citada, pág.149).
El envío del Hiena es sorprendente. El armisticio logrado a instancias de la diplomacia británica y acordado en el Tratado Rademaker-Herrera por el Triunvirato y el gobierno de Portugal en Río de Janeiro representado por el teniente coronel Juan Rademaker, implicaba el retiro de las fuerzas portuguesas al mando del general Diego de Souza que ocupaban la ribera sur del río Uruguay e impedían el refuerzo de las fuerzas que en la campaña amenazaban el poder realista en Montevideo (por mar no era factible por cuanto Buenos Aires continuaba bloqueada por la flota española). Removido ese obstáculo, pudo iniciarse el segundo sitio de Montevideo. Así, aprovechando la circunstancia favorable, el Hiena fue enviado apenas fue posible a Patagones. Sin embargo el bloqueo continuaba por lo que la premura en enviar la principal nave de la escuadrilla en misión tan remota puede explicarse en parte por la desatención sufrida en esos primeros dos años por parte del gobierno revolucionario pero probablemente también por la desconfianza de este respecto de la lealtad de la población o de eventuales planes realistas de ocupación, en una apertura por el flanco sur similar a la que intentaría el Imperio del Brasil en 1827 durante la Guerra del Brasil.
Fue el primer tratado internacional celebrado por las Provincias Unidas del Río de la Plata con una potencia extranjera.[1][2]. Véase también en Carranza (obra citada, pág.149).
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Wilson moriría a causa de sus heridas, con lo que se convertiría en el primer oficial de la Armada Argentina muerto en acción de guerra.[3]