Javier Fernández Conde: El «hambre de tierra», que los señores feudales nunca verán suficientemente satisfecha...[1]. Francisco Tomás y Valiente: de poco le servía a la burguesía ascendente su hambre de tierra y su dinero para comprarla si apenas había tierras adquiribles[2]. Tuñón de Lara: acontecimientos de aquellos días (1934) en que se denotaba el "hambre de tierra" o "conciencia del reparto"[3].