Hackett, 1863, p. 1239. Hackett, H.B. (1863). «Shechem». En Smith, William, ed. A dictionary of the Bible: comprising its antiquities, biography, geography, and natural history. Little, Brown, and Co. Consultado el 8 de septiembre de 2011.
Jacob ben Solomon Ibn Ḥabib; Avraham Yaakov Finkel; Rabbi Yaakov Ibn Chaviv (August 1999). Ein Yaakov: the ethical and inspirational teachings of the Talmud. Jason Aronson. p. 453. ISBN978-0-7657-6082-1. Consultado el 12 de septiembre de 2011. «"They buried [Joseph] in Shechem" (Joshua 24:32). Why in Shechem of all places? R. Chama b. R. Chanina said: From Shechem they stole him, and to Shechem we will return what is lost. (Sotah 13b BT).»
Hackett, 1863, p. 1240. Hackett, H.B. (1863). «Shechem». En Smith, William, ed. A dictionary of the Bible: comprising its antiquities, biography, geography, and natural history. Little, Brown, and Co. Consultado el 8 de septiembre de 2011.
Sir Charles William Wilson (1880). The land of Galilee & the north: including Samaria, Haifa, and the Esdraelon Valley. Ariel Pub. House. p. 3. Consultado el 15 de septiembre de 2011. «En las cuencas poco profundas así formadas he visto rastros de fuego, como si las ofrendas votivas hubieran sido recientemente quemadas allí. Se dice que los judíos ocasionalmente sacrifican pequeños objetos, como pañuelos de muselina bordada o chales de seda y otras bagatelas».
Forlong, 2003, p. 518. Forlong, J. G. R. (2003) [1906]. «The Dead». Encyclopedia of Religions or Faiths of Man. Kessinger Publishing. ISBN978-0-7661-4307-4. Consultado el 15 de septiembre de 2011.
Mark Matthews (2007). Lost years: Bush, Sharon, and failure in the Middle East. Nation Books. p. 277. ISBN978-1-56858-332-7. Consultado el 15 de septiembre de 2011. «Escondido en una calle lateral de Balata, un pueblo en las afueras de Nablus, se alzaba un pequeño edificio abovedado con paredes de piedra destinado a unirse a los anales del derramamiento de sangre religioso. Los residentes de Balata afirmaron que la estructura veneraba a un clérigo musulmán del siglo XIX, el jeque Youssef, de quien se decía que había sanado a los enfermos leyéndole los versículos del Corán. Aunque no era una mezquita hecha y derecha, atraía a fieles: parejas sin hijos iban allí a orar por los niños. Las familias llevaban a sus hijos allí para el ritual de sus primeros cortes de pelo. Para los israelíes, el sitio era conocido como la tumba de José.»