Pg. 88: "Esta alegre esclamacion equivale exáctamente á la francesa de Vive la Joie, Viva la alegria!, que no tiene uso en nuestra lengua. (Nota del Traductor.)"
Pg. 298. La publicación estaba codirigida por Santos López-Pelegrín y Antonio María Segovia (este último es el que solía publicar bajo el pseudónimo El Estudiante que firma el Manifiesto que se cierra con los tres gritos citados).
Fray Gerundio, 1849 vol. 4, pgs. 104-105. Hay ejemplos de uso anterior de la expresión en la misma publicación periódica, al menos desde 1839 (pg. 304). Tanto Fray Gerundio como Tirabeque eran pseudónimos del propio Lafuente. En el ambiente periodístico de la época la expresión debía ser un lugar común: el Manifiesto publicado en Abenamar, antes citado, refleja un intercambio de ideas entre Fray Gerundio y El Estudiante sobre los leones de las Cortes (la Capillada 114 de Lafuente, titulada Los dos leones). Tales leones, por la fecha (1 de febrero de 1839), no pueden ser los de yeso pintado de 1851, ni los "segundos leones" de piedra, ni los de bronce de 1865, todos ellos dispuestos ante el actual Palacio de las Cortes cuya construcción se inició en 1843, sino unos anteriores que flanquearan la entrada al edificio de la iglesia del convento del Espíritu Santo (véase Salón de Cortes), donde se celebraban las reuniones de Cortes desde 1834 -por lo que refiere el texto, son contemporáneos a la Estatua de Cervantes de Antonio Solá, 1835-).